jueves, 29 de noviembre de 2012

Ratzinger y los mitos de la Historia



Ha causado general regocijo, el Belén desangelado en el que imagina Ratzinger el nacimiento de Jesús: ni mula ni buey… y, la estrella que guiaba a los Reyes Magos, una supernova.
Ejercicio de higiene el del Papa alemán al separar folclore de religión (si bien a mi abuela le insistimos en que no se preocupara, que su Belén seguirá llevando la mula, el buey, gallinas, cerdos y todos los animales del Arca de Noé).
Lo que ha hecho el Papa, sin embargo, no resulta tan habitual entre laicos que se burlan de la religión por sus supercherías y, sin embargo, ellos sacralizan la Historia.
Quien más ha hecho por desmontar los mitos de la Península Ibérica es el historiador Ricardo García Cárcel, reciente Premio Nacional de Historia por la Herencia del pasado (crítica mía aquí), donde recoge en sus ensayos el uso que las clases políticas han hecho de la Historia.
Y de sus páginas se desprende que, mientras los nacionalismos periféricos, aceptan una Historia llena de folclore como si fuera la verdad revelada, pocos nacionalistas españoles creen que el apóstol Santiago visitara y muriera en Galicia, ni que se aparezca en las batallas…, ni tan siquiera que existiera Pelayo.
La Historia, cada vez más deja de estar al servicio del Poder en España, mientras que su utilización bastarda continúa entre vascos y catalanes.
Un libro fundamental, en el que también se advierte de los riesgos de la memoria histórica o de la historia de España fundada exclusivamente en esa trilogía sacrosanta: República, Guerra Civil, La Transición.
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