jueves, 4 de abril de 2013

Demonizando la PAH


Un representante de la PAH en la Región de Murcia ponía la semana pasada tres límites al escrache: no al insulto, no a la amenaza y no al acoso. Resulta complicado, al manifestarse en el domicilio particular de un político, que éste y su familia no se sientan cuanto menos amenazados o acosados (con todo lo de subjetivo que puede tener una amenaza cuando percibes que es tu familia la que puede estarlo).

El Sindicato Unificado de Policía (además de asegurar que la medida pone a la Policía "a los pies de los caballos") considera que si no hay violencia los escraches no son delito. Aunque el Ministro de Interior de España no comparte esta afirmación y, en entrevista en El Mundo, entre otras señala como aplicables la Ley Reguladora del Derecho de Reunión y la de Protección de la Seguridad Ciudadana. Además, advierte a periodistas y jueces que, tras los políticos, irán a por ellos. Jorge Fernández se acuerda de Martin Niemöller a su manera. Pero nuevamente los policías dudan de que se pueda producir un estallido de violencia en España: los afectados por las preferentes, en gran parte, son ancianos; los desahuciados podemos ser todos; y los que se manifiestan nuestros médicos o maestros. Aunque un miembro de la PAH en la comarca del Noroeste ya ha recibido amenazas.
Pero Cristina Cifuentes, González Pons, Rosa Díez (entre los políticos), filósofos como Savater y periodistas como Arcadi Espada o Luis Ansón ya han comparado a los desahuciados, por sus métodos, con etarras. En el caso de Luis Ansón, además, sus palabras sobre Ada Colau y la PAH recuerdan la vieja táctica de la demonización que tan bien le ha funcionado en España a los conservadores contra sindicatos por ejemplo por las subvenciones (cuando también las reciben Patronal y partidos políticos) a los que se añade ahora la insinuación de comportamiento violento para que "la gente bien" se asuste y le quite un apoyo a la PAH que hoy por hoy supera en mucho al de los partidos políticos, la Monarquía, la Justicia o los medios de comunicación.
¿Terrorismo es el escrache? ¿Y qué fue la reforma laboral, los cinco millones de parados...? Si los desahuciados actúan como terroristas, ¿qué pensar de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado que se niegan a enseñar su número de placa (los etarras también se tapan el rostro en todos sus comunicados)?Gracias a la presión popular (y a la Defensora del Pueblo Soledad Becerril), los antidisturbios (y los Mossos) mostrarán la placa y, como hemos leído en las últimas horas, se oponen a actuar contra el escrache a no ser que se cometa un acto violento (e igual que un robo, un asesinato... solo pueden llevar a cabo detenciones una vez perpetrado).
Intentemos no meter en el mismo saco a todos los policías y tampoco a los que protestan. En pocas ocasiones he escuchado eslóganes como "el miedo va a cambiar de bando" o "se os va a acabar vuestra paz social" y no sé yo cuántas personas acudirán al asedio "definitivo" del Congreso. La policía asegura que en España es improbable un estallido social y a mí me extraña. Sobre todo leyendo el Informe Foessa de 2013, aunque por el mismo informe ya sabíamos que ni con Zapatero ni con Aznar se distribuyó la riqueza, es decir, se abrió la brecha en este país entre ricos y pobres
Pero si los partidos políticos, a la cabeza el PP que gobierna, continúan sin atender demandas de la ciudadanía que, en todo caso, apuntalarían el sistema, no lo destruirían, llegarán otros que pretendan hacer tabla rasa: el enemigo no serán las malas prácticas del capitalismo, sino el propio capitalismo y sus agentes económicos y políticos.
Pero el Gobierno continúa con su táctica de demonización de la PAH y de cualquier movimiento de protesta. Con Cristina Cifuentes cual nuevo Fraga la calle es mía. Y continúa sin dar explicaciones sobre los casos de corrupción en su partido del que si nos fijáramos en las continuas noticias que aparecen en televisión - y un presidente Rajoy mudo- parece que no queda un miembro sano del PP. Algunos como Valcárcel y el dinero que posee es añadir otro chiste sangrante a la burla.
Rajoy decía que de continuar los escraches España se convertiría en un país en el que no se podría vivir; no sé en qué España vive él en la mía muchísimos no viven o no duermen. Lo triste es que sus políticas pueden pagarlas sus concejales, como los gallegos, que probablemente culpa no tengan ni tan siquiera supieran que el Presidente iba a no cumplir ni una de sus promesas electorales. Y, además, no iba a tener valor para explicar los porqués.
Por eso ha puesto su máquina a funcionar para desacreditar la PAH, quizá el movimientos más exitoso de esta segunda transición que no acaba de concretarse.
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