Dirigió Lasse Hallström uno de mis melodramas de Hollywood favoritos: La casa de las normas de la sidra. Contaba con guión de calidad, de John Irving, basado en su propia novela, y con un excelente reparto. Después trato de repetir el éxito con otros melodramas mediocres, como Chocolat, Atando cabos o Una vida por delante. También con grandes repartos pero con un guión sin las excelencias del por otra parte convencional de Las normas de la casa de sidra. Pero a Lasse se le nota el oficio (como a Gus Van Sant en la también reciente Promise Land) y esas película entretenían.
En Un lugar donde refugiarse (Safe Haven) se une a otro novelista de gran éxito, el responsable del exitazo El diario de Noa (que no he visto pero a mis amigas hizo llorar como a quinceañeras), Nicholas Sparks.
Drama ligerísimo Un lugar donde refugiarse en el que destacan sobre todo los bellos paisajes fotografiados por Terry Stacey. Fotografía tipo postal.
Un reparto con la guapa Julianne Hough y el también guapo Josh Duhamel (¿demasiado guapos? se preguntaba una amiga), además de Cobie Smulders (How I met your mother), en el que, fotografía aparte, hay que quedarse con ese final sorpresa que a mí (domingo de resaca) me emocionó.
Por lo demás, y regresando a la comparación con la reseñada anteriormente Promise Land (Tierra prometida. Reseña mía aquí), debe exigírsele más a Lasse Hallström que una película cercana a las dos horas que hubiera debido estrenarse directamente en vídeo (o pasarla por televisión para otros con domingo de resaca).
Que nadie espere aquí que de un guión sencillo surja la magia como sí ocurría en La casa de las normas de la sidra ni que filme un drama excelente como su debut, Mi vida como un perro que, casi treinta años después de su estreno, continúa como su mejor película.
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