sábado, 25 de julio de 2009

A vueltas con los 16

Ana Mato, vicesecretaria de Organización del PP, sospecha que la ley que permitirá a las jóvenes de 16 años abortar sin el consentimiento (ni conocimiento) de los padres será un primer paso para que la edad de voto se rebaje. ¿Por qué no? ¿Y por qué sí votan quienes ya comienzan a perder capacidad de raciocinio? Nos evitaríamos la tristeza de ver a esos abuelos que llevan las monjitas a votar (de dos en dos, cogidos de la mano como párvulos) y que ya no distinguen entre Rajoy y Fraga o Felipe y Zapatero. Aunque, por otro lado, ahora se vive más y mejor. ¿Nos volveremos elitistas y preparamos un test de conocimientos políticos? Suspenderíamos la mayoría de españoles. Pero la edad en que un hombre está preparado para votar es muy relativa: ¿16, 18, 21?, aunque la importancia es capital: ellos pagarán las consecuencias de nuestras decisiones en asuntos tan importantes como las pensiones y la continuidad del Estado del Bienestar.
El Partido Popular cree que a esa edad las simpatías son socialistas o de otras fuerzas de izquierda, pero nunca suyas. Tal vez se equivoque: fueron miles los jóvenes que protestaron contra la Guerra de Iraq, menos que los que se echaron a la calle al grito de «Yo soy español» para celebrar la Eurocopa. A lo mejor no comprenden (son jóvenes) que la financiación de todas las autonomías necesite del único beneplácito de Cataluña (y Andalucía) mientras que los otros presidentes reciben una llamada precipitada del Gobierno horas antes de que presente su modelo. Continuando con la demagogia política habitual, si se votara a los 16 el PSOE podría nadar a favor de la corriente y crear un Ministerio de la Marihuana. Aunque el PP tendría así la oportunidad de rebasarlo «a lo hippie» y formar otro del Botelleo Gratis. Encuentren los dos un candidato saleroso y/o atractivo que quede bien en la Superpop y la Rolling Stone y que gane el «mejor».
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