
Hacíamos nuestra la cita de Silvio Rodríguez «Los hombres sin historia son la historia». Y tiene razón, pero parece que necesitamos de líderes providenciales que nos devuelvan la ilusión. Y los buscamos en Sarkozy, en Obama… Pero pronto nos cansan. Sólo hay que comprobar el efecto Obama, desaparecido antes de los preceptivos cien días en el cargo. Tantas esperanzas resultan imposibles de cumplir.
En España el Partido Socialista se aferra a José Luis Rodríguez Zapatero, como su salvador, posiblemente en este partido centenario nadie jamás ha acumulado tanto poder. El Partido Popular, en cambio, ha vivido en la indefinición: su líder es el menos malo, o más bien el que menos enemigos internos tiene. Aunque la historia reciente nos enseña que no significa tanto la falta de carisma: Merkel parecía una candidata de quita y pon y ha convencido a sus conciudadanos hasta el punto de ser la más valorada de Europa.
Los líderes nos defraudan. ¿Pero es culpa suya? ¿No será como el refrán que cada pueblo tiene el Gobierno que merece? ¿Puede España tener otros líderes con nuestro ruinoso estado de la educación?
0 comentarios:
Publicar un comentario