martes, 20 de julio de 2010

La política de reinserción de presos etarras

Una investigación de la Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD), similar a la realizada en el 2001 mediante 1.200 entrevistas personales, se ha encontrado con la sorpresa de que los partidarios de la pena de muerte para delitos muy graves han crecido en una década desde el 27% a casi el 36%. La subida, según el estudio, es debida a un mayor apoyo de adolescentes y jóvenes entre 15 y 24 años, en su mayoría procedentes de sectores de escasa formación y que temen situaciones límite de inseguridad.
No se ha preguntado qué opinan de la reinserción de los presos antes de haber cumplido la totalidad de su condena. Sin embargo, así funciona nuestro sistema penal por lo que la nueva política (comenzó con el fin de la trampa -tregua de ETA) del Gobierno respecto a los etarras que han abandonado públicamente la lucha armada, colaboran con la Justicia y están dispuestos a resarcir económicamente a las familias de sus víctimas está amparada por la Ley española. En este sentido, es muy apropiada la reacción del Partido Popular que no se ha opuesto a esta medida (a excepciónde Mayor Oreja, of course).
Aunque me pregunto si se toman el mismo interés por los llamados presos comunes, por su reinserción en la sociedad. En toda Europa siempre ha existido una visión positiva del preso político respecto al común. Tiene que ver con la Rusia zarista, la Rusia bolchevique, la España de Alfonso XIII (aunque se trataba mucho mejor a los presos políticos que en la República y, por supuesto, el franquismo). Pero comprendo los motivos del que roba, o mata y roba para comer, y no los del que lo hace en nombre de una ideología o de una religión o de una etnia.

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