lunes, 23 de agosto de 2010

Liberación de los secuestrados, ¿muertes futuras?: el ejemplo de Francia

El Gobierno socialista francés, en boca de su Ministra de Francofonía, ha indicado que no volverá a pagar rescate por compatriotas suyos secuestrados. Y también se opone a que realicen el pago las empresas, las familias o las aseguradoras. La salvación de un secuestrado (con rescate económico) en el futuro supone la muerte de otro o muchos ciudadanos. Generalmente no occidentales, sino del país (habitualmente africano) donde se produce el secuestro.
¿Vale más la vida de un occidental que la de un africano? Así ha pensado el Gobierno francés en los últimos veinticinco años y así pensó el Gobierno de Zapatero cuando liberó a los dos españoles secuestrados en Mauritania. Así piensan, en general, todos los gobiernos europeos. Con la excepción del Gobierno británico.
Para liberar un paisano se puede pagar económicamente o con un cambio de postura política (de principios), como ha ocurrido en España con el Gobierno del PP para liberar de la cautividad a uno de sus cargos políticos, el ya famoso Carromero (post sobre Carromero aquí)
Unas reflexiones sobre la liberación de secuestrados cuando el Gobierno español aceptó las exigencias de Al Qaeda
Como escribíamos hace unos días, Al Qaeda, una vez cumplidas sus condiciones, ha liberado a los secuestrados españoles. Un día de alegría para sus familias, pero tal vez el anuncio de un luto aún mayor en el futuro.
Dinero y la liberación del jefe de los secuestradores, eso pedía Al Qaeda y eso le hemos dado. Dinero para atentar, en España o en cualquier otro sitio; un jefe con experiencia. Es el origen de nuestra decadencia, lo fácil que cedemos a las amenazas. Sólo el Gobierno británico (gesto que le honra) se ha negado a pagar dinero cuando han secuestrado a sus conciudadanos. No se trata aquí de derechas e izquierdas? ¿Cómo no van a presionar, presionar y presionar con una ciudadanía acobardada y unos gobiernos temerosos (no por sus ciudadanos) de que un atentado pueda hacerles perder unas elecciones?
En el último episodio de la serie norteamericana The Closer asesinaban a una juez que trabajaba en un tribunal de libertad condicional. Al principio, los detectives buscan entre quienes no se les concedió la libertad. Pero la asesina resulta ser la mujer de un hombre asesinado por un atracador al que la juez le había otorgado la libertad condicional unos días antes (aunque el propio preso había pedido que no se la concedieran porque era yonqui y creía volver a delinquir). Con el dinero que se ha pagado por los cooperantes, los terroristas asesinaran europeos o africanos, desestabilizarán la zona... Tal vez la familia de sus víctimas decida que la culpa no es sólo suya, sino de los españoles que les dimos el dinero. ¿Nos extrañaría que esos hijos de asesinados devolvieran el golpe en España?
Post anterior con una reflexión sobre los cooperantes, Cossiga y Aldo Moro.
PD1. La manera de titular. Uno lee el titular de El País y piensa hijoputas los mauritanos: "La resistencia de Mauritania demoró la liberación".
PD2. Lluís Bassets sigue impagable en El País (un día escribiré sobre el voto y por qué a ciertas edades deberían hacérseles pruebas para saber si están todavía capacitados para votar: el tal Bassets nació en 1941), ahora hablando de relativismo y criticando a los antiprogres (cantaba Tote King (¿sabrán los progres quién es? ¿hay vida después de Al Vent?): progres me tocáis la polla. Aunque Tote se refería a los modernos, que no son intercambiables). Lo relativista es lo que ha hecho el Gobierno de España: pensar que unas vidas, las blancas, valen más que otras, las de los negros. Relativista es lo que hace la Unión Europea suplicándole perdón a Libia mientras obligamos a Mauritania a excarcelar terroristas. Da igual que el gobernante sea progre o carca, "da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón", que escribió Discépolo.




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1 comentarios:

Rafael del Barco Carreras dijo...

LIBERACIÓN DE LOS SECUESTRADOS.



Rafael del Barco Carreras



Barcelona 24-08-10. Mis amargos recuerdos de años entre secuestradores y secuestrados me conducen a demasiadas ideas contracorriente e incorrectas políticamente. Pero como yo no vivo de la Política, y casi muero por la ambición de Narcís Serra, que no dudó en utilizar mis años de cárcel para sus fines político-económicos, me siento impulsado a soltar mis dudas. Y apuesto que aquella cárcel superaba en terribles condiciones a esta situación de secuestro:



- ¿Hubieran pagado por mí millones de euros y canjeado un miembro de Al Qaeda?

- ¿El despliegue y pago se debe a que eran socialistas o del entorno del alcalde Hereu, cuya mujer iba en la expedición?

- ¿Qué hacían “cooperando o de vacaciones”?

- ¿Algún español hoy se siente seguro por el Mundo?

- ¿Cuántos de los infinitos golfos que he conocido no montarían auto secuestros por ese dinero, a pesar de tratarse del “negocio delictivo” más complejo y difícil según mis conocidos profesionales del delito, aunque muy rentable?



Si para los políticos e indiscutiblemente para familia y amigos es un día feliz, para los demás la felicidad se enturbia a poco que se desmenuzan las circunstancias de la liberación, o las de cualquier secuestro en que los secuestradores hayan conseguido sus exigencias, o parte de ellas. Que lo celebren con champán, al igual que los somalíes secuestradores de los pescadores vascos, es terrible para el resto de la Humanidad, y en concreto para los españoles, aunque la Tele nos intente convencer de lo contrario con las reiterativas imágenes del terrorífico final del secuestro del autobús filipino o del ciudadano francés ejecutado. El éxito de los secuestradores multiplica secuestros y el fracaso frena o inhibe, tan de Perogrullo, que avergüenza repetirlo.



Y por si me preguntan a que “secuestrados” conocí, repito por enésima vez, a varios de los legalmente “secuestrados” por el Juez Luis Pascual Estevill y sus compinches Juan Piqué Vidal y Rafael Jiménez de Parga. Sin discusión los retenidos en prisión hasta que sus familiares pagaban ¡qué no el Estado! así se sentían y lo comentábamos. Y si ya había tratado con secuestradores, los de Quini, y otros de ETA, por los 80, fue entonces 1992-93 cuando tomé conciencia del infinito límite de la maldad humana, y en gentes que un día creí intachables ciudadanos, ¡los mejores!, y por ello los elegí de abogados.



Aquella hipocresía absoluta me conduce a un total escepticismo donde cualquier personaje de ésta y todas las complejas situaciones humanas pueden al mismo tiempo ser autores, intérpretes o hasta espectadores, y además intercambiarse.



Para más espectáculo, los liberados, dentro del guión progresista barcelonés, que conmigo ni de lejos cumplieron, declaran que los trataron bien conviviendo en la misma penosa realidad que sus secuestradores. ¿Síndrome de Estocolmo, obligada declaración, o conceptos ideológicos preestablecidos? Pueden organizar otra caravana entre vacacional y humanitaria para paliar su miseria, aunque les recomendaría colaboren, sin salir de su Ciudad, simplemente depositando envases de comida caducada dentro o junto a los contenedores de basura, y verán que rápido desaparece.



Conclusión, ignoro que clase de triunfo celebran los políticos, aunque entiendo y muy mucho el estado de ánimo de los liberados y de sus familias.