Me escribía Rubén Castillo ayer sobre cuánto tardaría en aparecer en el País Vasco Desmond Tutu. También vale para Brian Curry o el racista Frederik Willem de Klerk (Mandela respetaba a Botha o al general de extrema derecha Viljoen (su hermano y él conforman lo más interesante de la historia reciente de Sudáfrica), no al leguleyo de Klerk).
No creo como Mayor Oreja (ya ha hablado, no sé cómo Rajoy no le corta la lengua) que los mediadores internacionales sean proetarras. Lo que creo es que no tienen ni idea de qué hablan: muchos de ellos son irlandeses, como Mary Robinson, y otros sudafricanos.
Pero en Irlanda del Norte existían terroristas católico y terroristas protestantes que se mataban con igual saña.
En Sudáfrica existía el apartheid: que a Le Klerk le dieran el Nóbel de la Paz fue una vergüenza, aunque eso no nos lleve a afirmar como una jueza ilustrada que Mandela no justificó la violencia.
En el País Vasco, en cambio, si existe un cierto apartheid, es contra los no nacionalistas o los venidos de otras comunidades, los de la navaka, que decía el fundador del PNV y cuyas palabras todavía infectan a muchos de sus líderes. En los primeros años de la Transición, como las fuerzas y cuerpos de seguridad no se depuraron, continuó el terrorismo de Estado. Y a los ocho meses de ganar el PSOE las Elecciones Generales creó los GAL (en parte con restos de otros grupos que nacieron al calor del tardofranquismo). Pero a principios de los 90 el GAL ya no mataba: ni nunca, caso extraño, surgió una organización terrorista independiente que haya querido pagarle a ETA con su propia moneda (quiero decir: si soy un empresario y ETA me extorsiona, yo les daré dinero, pero el mismo dinero o más les daré a quien pueda ir asesinándolos uno a uno).
En definitiva, ni Sudáfrica ni Irlanda del Norte se parecen al País Vasco, donde en los últimos veinte años solamente ETA ha asesinado con la complicidad de parte de la ciudadanía. Pretender que Le Klerk, Mary Robinson y cía puedan aportar algo de interés (a parte de actuar como tontos útiles) es como si me pidieran a mí hablar de la ocupación china del Tíbet.
No creo como Mayor Oreja (ya ha hablado, no sé cómo Rajoy no le corta la lengua) que los mediadores internacionales sean proetarras. Lo que creo es que no tienen ni idea de qué hablan: muchos de ellos son irlandeses, como Mary Robinson, y otros sudafricanos.
Pero en Irlanda del Norte existían terroristas católico y terroristas protestantes que se mataban con igual saña.
En Sudáfrica existía el apartheid: que a Le Klerk le dieran el Nóbel de la Paz fue una vergüenza, aunque eso no nos lleve a afirmar como una jueza ilustrada que Mandela no justificó la violencia.
En el País Vasco, en cambio, si existe un cierto apartheid, es contra los no nacionalistas o los venidos de otras comunidades, los de la navaka, que decía el fundador del PNV y cuyas palabras todavía infectan a muchos de sus líderes. En los primeros años de la Transición, como las fuerzas y cuerpos de seguridad no se depuraron, continuó el terrorismo de Estado. Y a los ocho meses de ganar el PSOE las Elecciones Generales creó los GAL (en parte con restos de otros grupos que nacieron al calor del tardofranquismo). Pero a principios de los 90 el GAL ya no mataba: ni nunca, caso extraño, surgió una organización terrorista independiente que haya querido pagarle a ETA con su propia moneda (quiero decir: si soy un empresario y ETA me extorsiona, yo les daré dinero, pero el mismo dinero o más les daré a quien pueda ir asesinándolos uno a uno).
En definitiva, ni Sudáfrica ni Irlanda del Norte se parecen al País Vasco, donde en los últimos veinte años solamente ETA ha asesinado con la complicidad de parte de la ciudadanía. Pretender que Le Klerk, Mary Robinson y cía puedan aportar algo de interés (a parte de actuar como tontos útiles) es como si me pidieran a mí hablar de la ocupación china del Tíbet.
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