jueves, 30 de septiembre de 2010

Los piquetes de hoy son los consumidores de mañana


Una Reforma Laboral injusta, además de precaria (al no haberse consensuado con el Partido Popular puede hacerse una reforma de la reforma en dos años. -así ocurrió en 2012), ha provocado una Huelga General en la que han participado según los sindicatos UGT y CCOO un 70% de los murcianos y, según la patronal CROEM, un 15%. En la comarca del Noroeste, aunque no hay datos oficiales, las cifras se acercan (probablemente la incidencia fue menor) a las de la patronal.
En Caravaca de la Cruz, por ejemplo, amanecieron la inmensa mayoría de los pequeños y medianos comercios abiertos a las 9 o las 10, así como todos los supermercados. Cuando un piquete informativo, acompañado siempre por la Guardia Civil, recorrió la Gran Vía y calles aledañas algunos cerraron sus puertas. ¿Qué había ocurrido en ese par de horas? El calificativo de «informativo» para un piquete podría tener sentido en épocas diferentes a la de la sociedad de la información. Llevan meses partidos políticos, empresarios y sindicatos hablando de los defectos y bondades de la Reforma Laboral. Quien a las 9 de la mañana abrió su tienda es porque no le habían convencido los argumentos para sumarse a la manifestación (hablamos de medianos y pequeños propietarios; el temor al despido suena más razonable en el proletario); si la cerró momentáneamente a las 11:30 fue porque se vio obligado (aunque fuera moralmente y no por la fuerza). La otra opción es que, sin en Pentecostés los apóstoles obtuvieron el don de hablar en todas las lenguas para convertir a los paganos, los sindicalistas se hubieran imbuido de una fuerza de persuasión similar para convencer a los renuentes de las bondades de la huelga.
En cuanto al cierre de los supermercados, la presa más ansiada, el propietario les diría a los trabajadores que al mínimo piquete cerraran: al fin y al cabo los piquetes de hoy son los consumidores de mañana. Lógica del capital: pérdidas un día, ganancias trescientos sesenta y cuatro.
En otro tiempo se motejaba de esquiroles a los trabajadores que acudían al trabajo en día huelga, pero el funcionario que la secundó esta semana perdió más de cien euros. Por no hablar de comercios y bares. Dirán que la dignidad no se paga con dinero, pero el pan sí. También dirán que el pan de hoy es hambre para mañana… y en eso les doy la razón.
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