Una Reforma Laboral injusta, además de precaria (al no haberse consensuado con el Partido Popular puede hacerse una reforma de la reforma en dos años. -así ocurrió en 2012), ha provocado una Huelga General en la que han participado según los sindicatos UGT y CCOO un 70% de los murcianos y, según la patronal CROEM, un 15%. En la comarca del Noroeste, aunque no hay datos oficiales, las cifras se acercan (probablemente la incidencia fue menor) a las de la patronal.
En Caravaca de la Cruz, por ejemplo, amanecieron la inmensa mayoría de los pequeños y medianos comercios abiertos a las 9 o las 10, así como todos los supermercados. Cuando un piquete informativo, acompañado siempre por la Guardia Civil, recorrió la Gran Vía y calles aledañas algunos cerraron sus puertas. ¿Qué había ocurrido en ese par de horas? El calificativo de «informativo» para un piquete podría tener sentido en épocas diferentes a la de la sociedad de la información. Llevan meses partidos políticos, empresarios y sindicatos hablando de los defectos y bondades de la Reforma Laboral. Quien a las 9 de la mañana abrió su tienda es porque no le habían convencido los argumentos para sumarse a la manifestación (hablamos de medianos y pequeños propietarios; el temor al despido suena más razonable en el proletario); si la cerró momentáneamente a las 11:30 fue porque se vio obligado (aunque fuera moralmente y no por la fuerza). La otra opción es que, sin en Pentecostés los apóstoles obtuvieron el don de hablar en todas las lenguas para convertir a los paganos, los sindicalistas se hubieran imbuido de una fuerza de persuasión similar para convencer a los renuentes de las bondades de la huelga.
En cuanto al cierre de los supermercados, la presa más ansiada, el propietario les diría a los trabajadores que al mínimo piquete cerraran: al fin y al cabo los piquetes de hoy son los consumidores de mañana. Lógica del capital: pérdidas un día, ganancias trescientos sesenta y cuatro.
En otro tiempo se motejaba de esquiroles a los trabajadores que acudían al trabajo en día huelga, pero el funcionario que la secundó esta semana perdió más de cien euros. Por no hablar de comercios y bares. Dirán que la dignidad no se paga con dinero, pero el pan sí. También dirán que el pan de hoy es hambre para mañana… y en eso les doy la razón.
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