En un principio, el viernes íbamos a charlar en SER Noroeste sobre las encuestas electorales, en concreto, dos del PP y del PSOE que circulaban por el pueblo. Yo me había escrito unos apuntes, aunque al final se suspendió la charla. No tiene demasiada importancia porque en ese momento ya sabían muchos los resultados de la encuesta del PSOE (se hizo con anterioridad a la del PP) y ya se conoce oficiosamente el candidato (la política comunicativa del PSOE de Caravaca deja que desear).
En contra de las encuestas para decidir candidato o política a seguir nos sirven de caso la presidenta brasileña, Dilma Roussef, y Belén Esteban. La primera cambió su programa electoral en temas importantes para una supuesta progresista (aborto, homosexualidad); Belén Esteban, según encuestas, podría ser la tercera fuerza política en España. En su caso, tal vez una Carmina resucitada podría quitarle el puesto de reina de la farándula... O cualquier otra persona. En el de Dilma, entiendo que los políticos no son como Juan Ramón Jiménez que se dirigía "a la minoría siempre", que su programa tiene mucho de cesta de la compra. Pero si no tienene ninguna ideología deberíamos apostar por tecnócratas (¡que vuelvan los opusdeístas!) y olvidarnos de los políticos.
Encuestas políticas en Caravaca
Suponemos que las ideas políticas de cada uno de los nombres por los que se preguntó en la encuesta no variarán mucho. Todos son del mismo partido y a veces pienso que los miembros de los partidos comparten un cerebro común para el que es imposible la discrepancia. Es decir, elegimos una cara bonita, no mejores ideas (o una profesión de la que a todos los padres les gustaría que estudiara su hijo: en Caravaca la profesión es la de médico).
Más importante que el dato del candidato favorito son los otros datos que recogen las encuestas: cuáles son las necesidades, los deseos de los caravaqueños, qué se puede mejorar... Esto vale tanto para PSOE como para PP para presentar su proyecto. Pero desde el realismo: ¿quién creería ahora las palabras del Concejal de Urbanismo cuando fantaseaba que con Nueva Caravaca nos acercaríamos al pleno empleo? ¿Y si la ciudadanía decide que sólo quiere circo? ¿Lo intentamos con circo, como en Cehegín, o buscamos pan?
Como he dicho, estos datos sirven para Gobierno municipal y Oposición. Pero en Caravaca se ha hablado mucho de la encuesta del PSOE y poco de la del PP y, aunque no lo parezca, esta última es la que tiene importancia. Si la valoración de Domingo Aranda y sus concejales es favorable, podemos apostar por unas listas continuistas. Si no lo es, inevitablemente cambiarán de candidato. De ahí otro par de médicos que se plantean en su encuesta (¿tendrán valor los candidatos a enfrentarse en un debate televisado? ¿no se convertirá en un monográfico sobre salud y no sobre problemas en Caravaca? ¿qué saben los médicos de política que desconozcamos el común de los mortales?). Incluso podría darse la situación de que Domingo Aranda no quiera volver a presentarse, pero la encuesta diga que solamente con él podrían ganar.
Más morboso, más infinitamente divertido es que el PP haya preguntado por tres de sus concejales: ¿busca entre ellos su delfín Domingo Aranda? ¿si las calificaciones a Amador López son negativas abandonará la política caravaqueña y se centrará en la regional? Para contestar a estas respuestas sobre los concejales de Hacienda, Festejos y Urbanismo, solamente tenemos que esperar al día que presenten su lista: quien haya subido de posiciones respecto a las anteriores municipales está bien valorado, quien desaparezca de la lista o baje puestos, ha perdido el favor de sus conciudadanos.
PD. Yo, en la encuesta del PP, hubiera introducido otras figuras del pueblo, como José Luis Castillo, Hermano Mayor. Si hubiera resultado peor valorado que el Alcalde, tranquilos aparecería en La Verdad unos días más tarde. Si resultara mejor valorado no se conocería la encuesta.
Posdata antidemocrática: El otro día en la calle encuestaban a uno de los borrachos locales, mi ídolo, la verdad, su litrona y su bolsa de pipas. A veces, si hay suerte, su bocadillo en papel de aluminio y no alimenta a las palomas porque gracias a Dios no hay. Un filósofo de verdad, un pensador. ¡Y pensar que nuestro voto vale igual que el suyo! ¡Asco de democracia!
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