Nada habría más divertido, sino fuera por los miles de muertos, que los continuos cambios de planes de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Más todavía cuando especulan el día y la hora en que se marcharan. Ya lo hicieron en Irak: una fecha que había que cumplir: ahora los cristianso iraquíes tienen que abandonar el país.
En Afganistán, la última, según Rasmussen, no el ciclista que se dopó, el secretario de la OTAN, se marcharán en 2014.
Todavía pretenden que nos creamos que se trata de una guerra convencional, de ocupación de un país. Como decia Chaves Nogales, respecto al Estado Mayor del Ejército francés en la II Guerra Mundial: "siempre van con una guerra de retraso".
En cambio, el nuevo jefe de las Fuerzas Armadas británicas lo tiene claro: "En una guerra convencional, la derrota y la victoria son cosas que están muy claras y que se simboliza con las tropas desfilando en la capital de otra nación. Ante todo, nos tenemos que preguntar: '¿Necesitamos derrotarles en el sentido tradicional de una victoria clara?'. Yo diría que eso no es necesario y que nunca se podrá conseguir. Pero, ¿podemos contenerlos hasta el punto de que nosotros y nuestros hijos podamos vivir tranquilos? Creo que sí".
30 años tal vez de amenaza de Al Qaeda con armas como la educación, prosperidad, comprensión y democracia.
Gran Bretaña tiene un jefe de las Fuerzas Armadas con las ideas claras y que no tiene prejuicios en comparar fascismo e islamismo y un viceprimerministro, Nick Clegg, que se ha mostrado partidario de que se juzgue a los responsables de la guerra de Irak. Mucho más de lo que tiene España y Estados Unidos.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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