miércoles, 2 de marzo de 2011

Lo que me alimenta me destruye: "quod me nutrid me destruid"


Observo una fotografía, que me ha facilitado José Antonio Melgares, de un grupo de caravaqueños a la entrada a misa en los años 50.
En sus caras no reconozco la Caravaca de hoy. Es como si hubieran heredado un hambre de siglos: enfermizos, chupado, blancos (incluso en el blanco y negro), más bajos que nosotros... Es en la cara y en los cuerpos donde percibimos el progreso. O la evolución. Aunque no tengo claro que estos siempre sean positivos.

"Somos lo que comemos", se dice. Pero también: "lo que me alimenta me destruye" (lo sé por un tatu de Angelina Jolie que, evidentemente, nunca me ha mostrado: "quod me nutrid me destruid").
Y, aunque en principio parecemos más sanos, si miramos con atención una instantánea de un día cualquiera en Caravaca o en cualquier pueblo vecino, descubrimos que el niño ha pasado de "hermoso", que diría la abuela, a gordo; esa cara delata una respiración trabajosa que anuncia infarto; esa espalda torcida, gloria de oficina...
Antes la carencia, ahora el exceso. Nos alimentamos y nos destruimos: alcohol, comida basura, drogas... ¿Si observan una foto de hoy dentro de otros cincuenta años, qué pensarán de nosotros? ¿Serán los ricos delgados y los pobres gordos?
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1 comentarios:

kuro dijo...

Por eso no me gusta que me echen fotos.

Saludos colega.