martes, 10 de mayo de 2011

El Partido Popular es el adversario (perdón, el enemigo)


David Gistau, en El Mundo, y Carlos Boyero, en El País, se preguntaban este fin de semana por qué lo progresista es legalizar a Bildu (Antonio Elorza también: además se sorprendía de que EA exigía la disolución de ETA, Sortu también, pero Bildu no).

A Carlos Boyero, como a cualquier persona decente, le molesta la politización de la justicia: el hecho de que a unos jueces los elijan los populares y a otros los socialistas pero que pretendan hacernos creer que votan en conciencia (en este caso, el PNV mandaba un año antes a Zapatero a su casa). Además, se la paradoja que la inmensa mayoría de jueces no se define como progresista o conservador, no pagan para ser miembros de esas asociaciones, pero esos jueces apolíticos no ocupan los altos cargos de la judicatura. Segundo además: si existieran tales jueces progresistas son los llamados "garanticistas", es decir, los que prefieren un culpable en la calle que un inocente en la cárcel. Como Margarita Robles, solo que estos se enfrentaron a la estrella Garzón y ya no son "de los suyos).
Sigamos con David Gistau, que escribe peor que Boyero, pero su reflexión es más interesante: "Si Bildu es progresista, por puro automatismo el otro será un oscuro cavernícola de la reacción". Y: "Igual que ya se apropió del ideal republicano, la izquierda pretende monopolizar el concepto de democracia".
Desde la legalización de Bildu, Público y una parte de El País (pequeña es cierto: Aizpeloa y Almudena Grandes fundamentalmente) ya se ha dedicado a señalar al enemigo, no Bildu, sino el PP: para muestra ayer la autora de los Nuevos Episodios Nacionales y su, precisamente, Bildu (leánselo, no tiene desperdicio).
Así que Bildu participará en las elecciones (yo no tengo los conocimientos judiciales de la columnista, solo una desconfianza que sobreviviría intacta si no le hubieran permitido la participación). Pero me parece repugnante que esa legalización la hayan aprovechado en tromba los propagandistas del Gobierno para convertir al PP, no a ETA, en el enemigo.
Pero ya con Bildu legal, qué hacer: ayer Patxi López (ya que Zapatero no quiere que gobierne en el País Vasco, debería presentarse a las nacionales: a él lo votaría) descartó cualquier pacto con los que todavía no le han pedido nada, que no quisiera darles, a ETA.

¿Y con ETA? Santos Juliá utilizó la bella expresión "echar en el olvido" para explicar que la aministía de la Transición nada tuvo que ver con amnesia (en parecidos términos piensa García Cárcel, aunque su último, y magnífico libro, no se centra en la República y Guerra Civil como únicos hechos susceptibles de memoria histórica), mientras que Espinosa o Ferrán Gallego prefieren, antes que generosidad, miedo para definir la Transición.
Yo no puedo olvidar los cientos de asesinados por ETA, la humillación a los familiares de las víctimas, las palizas, las extorsiones, el exilio de miles de vascos y navarros... No tengo esa generosidad y espero que no se produzcan excarcelaciones (que se van a producir) de etarras con las manos manchadas de sangre (tampoco los que diligentemente anotaban direcciones e itinerarios para que el otro cumpliera su macabro trabajo). En mi nombre, no.

Apunte: Las excarcelaciones no se van a producir todavía porque a ETA sus presos le interesan tan poco como la vida humana. Pero advierto: el PP ganará las Generales seguro. Solo faltaría que entonces comiencen a llover peticiones en el Parlamento desde los grupos llamados de izquierdas y los independentistas para su excarcelación. Lo digo porque, como recuerda Santos Juliá en su estupendo Hoy no es ayer, las peticiones de condena del franquismo, las jeremiadas en el Parlamento por la memoria histórica, toda esa ofensiva se produjo cuando el Partido Popular ganó las Generales: tuvo González, Guerra y Cía doce años para implantar una Ley de Memoria Histórica, para condenar el franquismo, pero solo decidieron utilizarla para su guerra contra el PP. Si la derecha pensaba que España les pertenecía, a la izquierda le ocurrió lo mismo: en vez de enquilosar ETA en la sociedad vasca con la creación de los GAL, más le hubiera valido a González hacer política de izquierdas. Pero llega la vejez y le queda una boutade sobre volar la cúpula de ETA (aprovechada por sus voceros para criticar el doble rasero de la derecha, que aplaude a Obama: solo que Obama y Thatcher cuando han cometido crímenes de Estado los admitieron al momento, no años después y porque, como nuestro Ex, teme que nadie le recuerde) o un libro con Roca.
¿Lo peor de la Transición? Los viejos y sus batallitas. De lo que harán con los presos sangrientos de ETA, ya hablaré, pero cambiará la cosa si gobierna en 2012 PP o PSOE, ya verán.

PD. La canción de los Hechos contra el Decoro habra de la Transición robada.

Votar esta anotación en Bitácoras.com

0 comentarios: