miércoles, 3 de agosto de 2011

El suicidio, una forma aún más extrema de aburrimiento que el humanitarismo

Los emos se suicidan y van al cielo
Y más peligrosa... y si eres afortunado sin vuelta atrás.
A no ser que hagamos la de Samaritan Girl sin ningún tipo de protección.
También está el tema del placer, claro.
¿Qué sienta mejor el suicidio o la buena acción del día como Zipi y Zape?

Quitando prácticas tal vez placenteras como comer pez globo o la hipoxifilia o asfixia erótica (mejor practicar esta última, que en casa se puede encontrar el kit completo, y con el pez globo, a pesar de su precio desorbitado, nadie garantiza la muerte), debe producir más placer o esa sensación de autosatisfacción, de ombligo lleno, el humanitarismo.
Si te aburres practica el humanitarismo, si te aburres mucho prueba el suicidio.
Que en general se produce por aburrimietno lo demuestra el hecho de que quienes más lo practican sean los adolescentes: la angustia teen, que conlleva mucho placer. ¡Cuántos no se hubieran arrepentido después! Suponiendo que después de su acto definitivo vayan al Cielo de los suicidas, que está junto al de España en Así en el cielo como en la tierra.
En La Opinión, publica Victoria Galindo Los suicidios se llevan más vidas que los accidentes de tráfico: 115 a 108 (también en Cataluña son la principal causa de muerte entre los jóvenes). Te aburres, te suicidas... todo corecto. Es la adolescencia, que en Occidente la hemos alargado hasta la demencia.
¿Y en otras edades? ¿También el aburrimiento? Aquí entran factores de salud: tomemos la generación anterior a la mía, la de la Ruta, y la mía: a los 30 el cuerpo se deteriora y el cerebro tiene daños irreversibles. ¿Esperamos a la muerte o le salimos al paso como Fredic March en Ha nacido una estrella?
Y de todas formas, esto del suicidio ¿vale solo para Occidente y la satisfecha clase media (la menguante clase media) o se suicidan también los pobres? ¿Y fuera de nuestra civilización? Algunos historiadores creen que los nativos de América, tras trastocar los conquistadores españoles todas sus costumbres, leyes y religión, simplemente se dejaban morir de hambre.
No sé: hace un par de semanas compré El Suicidio de Emile Durkheim pero demasiado libro para este verano: caerá en otoño como las hojas de los  árboles.
Hay algo bello en el suicidio, como en los esqueletos, más aún en el cinematográfico: ¿mis favoritos? El de Quo Vadis y, sobre todo, el de No amarás de Kieslowski (adolescencia, soledad, deseo, rechazo...) y entre los actores el de Lupe Vélez y, más que ninguno, el de George Sanders en un hotel de Cataluña, donde si no hubiera sido nombrado Sir nunca le hubieran dejado entrar (esos actores...). La nota decía:
"Querido mundo: He vivido demasiado tiempo, prolongarlo sería un aburrimiento. Os dejo con vuestros conflictos, vuestra basura, y vuestra mierda fertilizante."

PD. Lo ideal, claro, un viaje humanitario y, a la vuelta, en pleno aeropuerto, suicidio. Vacaciones perfectas toda vez que necesito alguna más pura que la piedra en la espinilla para quitar este aburrimiento.
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1 comentarios:

kuro dijo...

De momento no me aburro. Si, a mi edad, la mente ya la tengo castigada, pero he encontrado otras vías que de momento me hacen sentirme feliz. Por lo que he decidido, gastar más tiempo en este planeta asqueroso y de mierda.

De momento, mi suicidio, que lo he pensado de muchas formas, va a esperar en la silla del pc.

Saludos.