Al igual que en El mensajero del miedo, el protagonista de The Fearmakers, Alan Eaton (Dana Andrews), regresa de la Guerra de Corea, donde los comunistas intentaron lavarle el cerebro. Hecho que tiene que ver con su profesión en el campo de las relaciones públicas...
Al regresar a su empresa, descubre que su socio ha muerto y que un senador amigo teme que el nuevo dueño trabaje para los comunistas (grupos pacifistas) o cualquiera otro, pero no testando la opinión de los norteamericanos, sino manipulando estas opiniones siempre al servicio de los lobbies (quizá sea esta la primera película que alerta del peligro de su excesiva influencia: y tanto Tourneur en esta como Frankenheimer en la suya advierten que el enemigo no es siempre exterior o quintacolumnista). Más de tesis la de Tourneur, y con un reparto de menos kilates, el temor al lobby tiene má sentido ahora que en 58 cuando la rodó.
No es La mujer pantera, Retorno al pasado, Berlín Exprés o El halcón y la flecha, pero tiene encanto.
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