Lo propio de Europa, la narración que los europeos
han contado sobre sus diferencias con otras civilizaciones, es la libertad.
No es un relato pergeñado en el siglo XX para distinguirse
de las hordas asiáticas (la Unión Soviética)
o en el XXI para explicar por qué en el mundo musulmán se ha truncado el camino
hacia la modernidad. Ya se encuentra en Heródoto y su historia de las Guerras
Médicas o en el Discurso Fúnebre de Pericles. A la libertad, el historiador
Robin Lane Fox le añade justicia y lujo y, en el equilibrio de las tres, las
claves de Europa/Occidente.
El lujo, en su forma más simple de comodidad, fue el artífice de la victoria frente a la Unión Soviética. «Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío», aunque esta libertad que encadena no tenga nombre de mujer u hombre (como en el poema de Cernuda): el consumismo.
El lujo, en su forma más simple de comodidad, fue el artífice de la victoria frente a la Unión Soviética. «Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío», aunque esta libertad que encadena no tenga nombre de mujer u hombre (como en el poema de Cernuda): el consumismo.
¿Qué posibilidad tenía la Unión Soviética frente al jazz,
el Prêt-à-porter, el tabaco rubio y el güisqui de malta, los filmes de Hollywood y el
sueño americano? ¿Hizo más Hugh Hefner y su revista Playboy para ganar la Guerra Fría que la guerra de
las galaxias de Reagan? Esa es la sugerente tesis de Beatriz Preciado en
Pornotopía.
No todo varón blanco aspiraba a la
Mansión y a las bunnies desnudas en la piscina,
pero sí al ático de soltero, a la cama redonda… La prosperidad de la posguerra
tuvo casi todo que ver con las facilidades de consumo y el Estado de Bienestar
creado por el miedo en Occidente al contagio comunista… Tras la caída del Muro,
los gobiernos iniciaron los recortes. Sin enemigo exterior, qué sentido tiene para el capital (que
gobierna a los gobernantes) un salario digno que permita una vez a la semana
cine, palomitas y coca cola.
Cínico pero… ¿no sería mejor para nuestra media Europa, la otra media comunista?
Ya se guardarían los que gobiernan de azuzar a los políticos para que
regresemos a la servidumbre. Que también es europea… como la libertad, como el
consumo.
La nueva serie sobre Playboy con Amber Heard (¿en la senda de Mad Men?)
0 comentarios:
Publicar un comentario