En una comedia dirigida por Keighley y protagonizada por James Cagney y Bette Davis, no parece lo normal empezar por los guionistas.
Ese "detengan a los sospechosos habituales" permite la despedida todos con sombrero, la última conversación Bogart-Bergman, ese final entre nieblas de Bogart y Claude Rains... De los hermanos Epstein es también la idea de nombrar a muchos de los personajes con marcas de automóviles o diálogos como "el tomar las aguas del desierto" o ¡Qué escándalo, aqui se juega!.
Asimimos, a los Epstein les debemos el guión de Arsénico por compasión, la película de Capra menos capriana.
En esta comedia (ni Cagney ni Davis son habituales de la comedia, aunque las hicieron, pero están entre lo menos reconocido de su obra) hay diálogos como "Si te pilla un coche haré lo mismo por ti"; "en el negocio del secuestro no se aceptan cheques", "en mi familia ha habido cuatreros pero no tenores", "ella no pesará tanto después de no comer una noche"...
Recuerda en el argumento a Sucedió una noche, una joven (Bette Davis) decide casarse con un tenor playboy, pero el padre, que no está de acuerdo, contrata a un aviador con una novia en cada aeropuerto (James Cagney) para que la secuestre: le dará por ella lo que pese (de ahí las dudas de él sobre si alimentarla). Aunque todo el plan fracasa y Davis y Cagney terminan en el desierto, entre aullidos de coyote falsos del piloto, un cáctus en el que siempre cae de culo Davis y un pueblo fantasma. El aullido de Cagney para obligar a Davis a dormir cerca de él y el otro aullido, ahora socarrón, mirándola, en la noche de bodas... para una antología. Una comedia que, a la vez, es un duelo interpretativo entre dos actores que estaban acostumbrados
Una novia contrareembolso o The bride came C.O.D. aparece en un momento en que la gran comedia norteamericana da sus últimos frutos; y su director, William Keighley dirigió a Bette Davis en otra comedia, El hombre que vino a cenar (también con guión de los Epstein).
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