miércoles, 18 de julio de 2012

Cincuenta sombras de Grey y el masoquismo político español


«Hacen falta tres cosas en el teatro: la obra, los actores y el público, y cada uno debe dar algo». Obras hay en la Semana de Teatro caravaqueña de dramaturgos ilustres (Boris Vian, Miguel Mihura, Calderón de la Barca…); actores también, de compañías murcianas que gozan de indudable prestigio… falta conocer la respuesta del público, que acude en masa a un concierto de El Koala y no tanto al Vaca Pop: ambos gratuitos.

Y, si este verano no responde a los esfuerzos en cultura de concejalías y promotores privados, qué podemos esperar en el mes de septiembre cuando el IVA suba del 8 al 21%.
Desde el director del FIB, con su descenso de espectadores, hasta las compañía que actuarán en Caravaca, todos han hecho hincapié en que esta subida le da la puntilla a la moribunda industria cultural española (y dar la puntilla resulta bien escogido porque los festejos taurinos —sin incluir las corridas—, anteayer cultura, mantienen hoy el IVA reducido).
Un Gobierno que cuando no era tal, sino uno de esos postulantes que ponen ojitos, se comprometía a que la industria cultural supusiera cerca de un 10% del PIB de España. ¿Cómo? Por ciencia infusa.
Sin embargo, tiempo de hambre, tiempo de ingenio, como ha demostrado Paco León con la promoción y distribución online de su película Carmina o revienta.
Volviendo al teatro, a su grito desesperado en Caravaca ante su posible extinción, recordamos a Vittorio Gasman: «El teatro no está hecho para contar las cosas, sino para cambiarlas». Aunque el público español prefiere la sumisión, el goce en el dolor, a la rebeldía. Prueba de ello es que el producto cultural estrella de este verano ha resultado ser Cincuenta sombras de Grey, «la gran trilogía porno para mamás» (y para alguna mujer en la treintena que conozco), como la definen, : la historia de una virgen sumisa (al principio se llamaba Bella Swan, prota de Crepúsculo) y su maestro (Edward Cullen, por supuesto).
El éxito de Cincuenta sombras de Grey y nuestra pasividad ante las mentiras del Gobierno, dos caras de lo mismo: los españoles practicamos el masoquismo.

Booktrailer de Cincuenta sombras de Grey

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