sábado, 21 de julio de 2012

El síndrome de Brian Bois Gilbert: Rick Blaine y Tom Doniphon

Tom Doniphon
El soberbio templario Brian Bois Gilbert y la bella judía Rebecca hubieran formado la pareja soñada. Pero ella prefiere al sosaína de Ivanhoe.

Brian Bois Gilbert le ofrece todo, hasta renegar de su fe o defenderla en el Juicio de Dios con tal de poseerla. Pero no la posee y, en la novela de Walter Scott, parece evidente que el Templario se deja perder en su combate contra un Ivanhoe herido para que no quemen en la hoguera a su amada Rebecca (Sam Neill, como un Bois Gilbert televisivo, baja su espada en el combate; sin embargo, George Sanders, el mejor Bois Gilbert, en la peli de 1952, pierde el combate: en esta versión, junto a los envejecidos Robert Taylor como Ivanhoe y Joan Fontaine como Lady Rowena, Elizabeth Taylor guapísima y jovencísima como Rebecca).
Podríamos señalar que el "síndrome Brian Bois Gilbert" es aquel por el que una persona sacrifica su orgullo, su amor (en el caso de Bois Gilbert, ambos: la afrenta de la derrota y la imposibilidad de poseer a Rebecca) por algo más "elevado".
El Bois Gilbert cinematográfico sin duda es Rick Blaine (Bogart en Casablanca), quien renuncia al amor de su vida en un aeropuerto de Casablanca para aparecérsele como brillante caballero en traje blanco, que no armadura, a las generaciones venideras de universitarias, que vieron a ese hombre de "yo no me juego el cuello por nadie", coo el rostro de la generación perdida.
George Sanders, como Brain Bois Gilbert
¿Pero en qué lugar deja el sacrificio de Rick Blaine a Victor Laszlo, al matrimonio Laszlo? Daría para otra historia. Cierto que el director Michael Curtiz le dijo a Ingrid Bergman que mirara a ambos actores con ojos de enamorada; cierto que ella lo mira con devoción cuando Victor ordena cantar la Marsellesa.... pero Ingrid/Ilsa solo besa en la boca a Rick.
Para optar al trono de Bois Gilbert cinematográfico también tiene muchas opciones Tom Doniphon (John Wayne) en El hombre que mató a Liberty Valance, quien salva al también valiente, como Victor Laszlo, Ransom Stoddar (James Stewart). Y con esa acción: el asesinato a traición de Liberty Valance pierde a la chica que amó, en un rapto de locura incendia la casa que construyó para vivir con ella y metafóricamente al matar a Valance se mata a sí mismo, al Oeste, un mundo que desaparece...
Rick Blaine
Pero volviendo a Victor Laszlo y a Ransom Stoddar, al tema del otro, John Ford filma un final amarguísimo, no conozco otro igual: cuando, tras años como un buen senador, a Ransom solo lo recuerdan, o principalmente, por algo que no hizo y que iba en contra de lo que creía: asesinar a Liberty Valance. Cuando se lo dice el revisor y observamos la cara de Ransom y la de su esposa Hallie (novia de juventud de Tom), sabemos que pese al amor y los años de matrimonio, nunca podrá competir con el gesto de Tom (casi un suicidio) cuando decidió matar a Liberty Valance.
Rick Blaine y Tom Doniphon, Bogart y Wayne, padecieron el síndrome de Brian Bois Gilbert, rostro que debería haber puesto George Sanders también si Richard Thorpe hubiera rodado un Ivanhoe menos convencional. Bogart y Wayne, pero terminando este escrito me apenan Paul Henreid y James Stewart, Victor Laszlo y Ransom Stoddar: nadie puede competir con quien desapareció prematuramente y además con sacrificio.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu descripción del síndrome de Bois-Guilbert, que coincide completamente con mi visión de ese personaje. A Rick Blaine lo relaciono con otro personaje literario, que no por casualidad yo relacionaba también con el templario de Scott. Me refiero a Sydney Carton, el héroe oscuro de Historia de dos ciudades de Dickens. Sydney está enamorado sin esperanza de una mujer que se casa con Charles, un hombre físicamente muy parecido a Sydney. Cuando Charles es condenado a la guillotina (todo sucede durante la Revolución Francesa), Sydney consigue arreglar las cosas para que el matrimonio huya de Francia, y él es guillotinado en lugar de su rival. Como se ve, una historia de muchas similitudes con la de Casablanca, aunque el final de Rick no sea tan trágico. Te recomiendo incorporar el libro de Dickens a estas historias de autosacrificio y renunciamiento por amor, que son las más inolvidables por las luchas silenciosas que libran sus protagonistas. Saludos.

Unknown dijo...

Muchas gracias por la recomendación. Recuerdo vagamente la película protagonizada por Colman, pero no el libro de Dickens. A ver si tengo unos días y aprovecho para leerlo. Un saludo, Jaime