sábado, 6 de octubre de 2012

El Federalismo en el PSOE: ¿más que una palabra para espantar a la bicha?

Daba en el clavo Elvira Lindo en su artículo en El País: "¿Cree el partido socialista que es prioritario hacer un cambio en la composición del Estado ahora o todo ha venido dado por la presión creciente del independentismo?".

El profesor de Derecho Constitucional, Javier Tajadura Tejada, señalaba también en El País que ha llegado el momento de cambiar el Estado Autonómico por otro Federal con el doble objetivo de: "lograr un funcionamiento más eficaz del Estado y una mejor prestación de los servicios al ciudadano; y fortalecer la integración política al garantizar la diversidad y el autogobierno de los Estados miembros".
Para Javier Tajadura requeriría unos cambios en la Constitución de 1978 que trataran: "en primer lugar, determinar cuántos Estados deberían componer el Estado Federal español partiendo de que 17, seguramente, son demasiados. Exigiría, a continuación, analizar qué competencias debe ejercer el poder central y cuáles los Estados miembros, con objeto de atribuir la competencia a quien pueda ejercerla de forma más eficaz y a menor coste. Y ello sin olvidar que muchas competencias han sido cedidas, y otras deberán serlo en el futuro, a las instituciones europeas. Y por último, implicaría alcanzar un acuerdo sobre el mecanismo de financiación que, basado en el inexcusable principio de solidaridad, podría incluir el principio de ordinalidad tal y como lo entiende el Tribunal Constitucional alemán para evitar que tras las transferencias de nivelación, los Estados de mayores ingresos pierdan posiciones en lo que se refiere a capacidad de gasto".
Razonable Javier Tajadura, pero dudo que se den los consensos necesarios ahora (termina el profesor:  "Con una Constitución federal, Cataluña podría contar con estructuras de Estado, las propias de un Estado miembro, y podría mejorar su financiación. Ahora bien, el pacto federal supondría el abandono de objetivos independentistas y veleidades secesionistas"). y, en el caso del PSOE y de PSC lo que interesa ahora saber qué entiende por federalismo. El candidato Pere Navarro no lo explicó el día de su elección. Tampoco Carme Chacón, que hizo de Mudito de los hermanos Marx. Ayer sí, y uno creería que su respuesta, tras estos días de reflexión, tendría alguna miga: "Asimétrico es que este país lo es, por eso lo quiero diferenciar de privilegio, que no tiene nada que ver. Asimétrico es que en Cataluña, en Galicia o en Euskadi se habla más de una lengua, cosa que no sucede en La Rioja o en Andalucía. Lo que no es aceptable, y no lo es para los catalanes, es un federalismo que lleve privilegios para unos que no tengan otros".
Vamos que después de leerla me he quedado tal como estaba. Es lo que tienen los apparatchik. El sistema político español falla porque en la política no están los más dotados y, si populistas como Cospedal quitan los sueldos, qué nos queda... nos queda Cospedal y Carme Chacón.
Lo de federalismo asimétrico se lo escuché por primera vez a Maragall y todavía no he escuchado una explicación que me lo aclare. Si es solo la lengua, como afirma la otrora candidata a Secretaria General del PSOE, para este viaje no hacían falta tantas alforjas. Pero en las breves declaraciones de Carme Chacón que retomamos escribe "lo que no es aceptable, y no lo es para los catalanes, es un federalismo que lleve privilegios...". Probablemente no sea aceptable para los catalanes, pero sí para los socialistas (y para los populares) porque en España las comunidades autónomas de Navarra y el País Vasco, dos de las regiones más ricas, tienen unos privilegios o fueros que obligan a madrileños y catalanes, otras comunidades ricas, a pagar parte del gasto de toda España.

Pero llegado a este punto de doy cuenta de que estoy hablando como un nacionalista español o catalán o de cualquier parte; no paga Cataluña o Madrid (ni se agravia a Cataluña o Madrid), escribe Steve Pinker: "la idea de que un grupo étnico y la tierra de la que es originario forman un todo orgánico con cualidades morales únicas, y que su grandeza y su esplendor valen más que la vida y la felicidad de sus miembros individuales", eso es el nacionalismo. Pero no deberían existir ni derechos históricos ni derechos de los pueblos, solo derechos de los hombres. Ya en el siglo XIX, Lord Acton: "La nacionalidad no aspira ni a la libertad ni a la prosperidad, sino que, si le es necesario, no duda en sacrificar ambas a las necesidades imperativas de la construcción nacional".

Publiqué en 2009 Pimlico en España (sobre la divertida película Pasaporte para Pimlico): en la que un barrio, tras descubrir unos documentos medievales, se independiza de Londres: 
Pimlico es el barrio londinense donde transcurre la comedia de la mítica productora Ealing Passport to Pimlico (1949); otro barrio de Londres, Notting Hill, fue escogido por G. K. Chesterton en 1904 para situar a su Napoleón (1904). En la primera es Pimlico quien, en virtud de un documento recién hallado, se descubre independiente de Inglaterra y sus vecinos londinenses se solidarizan cuando la autoridad trata de doblegarlo. En la segunda, un rey aburrido transforma los barrios londinenses en burgos medievales: por uno de ellos, Notting Hill, está proyectada una carretera, pero el Gran Preboste y el resto de los vecinos, en nombre del rey, se niegan a permitirlo. Éste contempla la situación divertido y llega un momento en que el barrio decide imponer sus usos y costumbres a otros barrios colindantes. Con Chesterton se hace complicado asegurar si critica el nacionalismo, el imperialismo… o los dos. Película y novela, ambas son divertimentos, parodias. Como la historia que se repite, que diría Marx hablando de otro Napoleón, el III. ¿Pero qué ocurre cuando la realidad parodia una obra de ficción que, de por sí, es parodia de la realidad?
Pimlico: tal vez así se vieran los vecinos de Arenys (y de otros pueblos que realizaron referendos de independencia). O como una irreductible aldea gala frente al charnego explotador. Y alguno pensará en ese rey improvisador y verá al presidente Zapatero (o Rajoy). O como un Nicolás II camino del precipicio: la Justicia prohíbe referendos como el vasco y permite otros como el de Arenys. No es de extrañar que otros muchos ayuntamientos catalanes, unos sesenta, hayan parafraseado a Los Reincidentes y dicho: «Andalucía entera, como Marinaleda». Y, si no saben que ocurrió en Marinaleda, yo no tengo espacio para contárselo.
¿Verán los ciudadanos de Arenys lo mismo que yo desde mi balcón? Basura y más basura en la calle. ¿Ojearán los mismos periódicos y temblarán cuando piensen en el paro y lo cerca que están de formar parte de una estadística? ¿No tendrán resaca que pasear los domingos, una novia que besar…? ¿Exorcizarán todos sus males travistiéndose de senyera?.

Hoy no he cambiado de opinión. Bienvenido, eso sí, el federalismo que, según razona el profesor Javier Tajadura, puede solucionar algunos de los males de los españoles. Y bienvenidos los debates del PSOE en los periódicos, aunque me gustaría que recogieran también qué opinia Izquierda Unida sobre el Estado Federal.


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