Ruby Sparks: o cómo Zoe, la nieta de Elia Kazan, es una superdotada como actriz y guionista

Paul Dano y Zoe Kazan, pareja en la peli y en la vida real

La relación de un autor con su trabajo (Unamuno, Pirandello...), de un creador con su creación (Pigmalión, My Fair Lady), de un Arthur Conan Doyle cuyo Sherlock Holmes cobra vida propia y anula el resto de la obra de su autor, la del amado con la amada a la que quisiera cambiar...
Esto plantea la guionista y actriz Zoe Kazan, nacida en 1983, (nieta del grandísimo Elia Kazan) y los directores de Pequeña Miss Sunshine, Jonathan Dayton y Valerie Faris (pareja en la vida real, como también son pareja en esta comedia dramática y en la vida real Zoe Kazan y Paul Dano) en Ruby Sparks.

Paul Dano es un escritor joven ("no digo que no sepas de literatura, digo que no sabes de mujeres", le espeta su hermano, interpretado por Chris Messina) que ha perdido la inspiración tras su primera novela que lo consagra como el nuevo Scott Fitzgerald (el perro de Paul Dano se llama Scott Fitzgerald, "¿no es una manera de matar a tu ídolo?", le viene a decir Ruby Sparks, Zoe Kazan) o Salinger inventa un personaje femenino, el de Ruby Sparks, que se convierte en real. 

En el primer tercio de la obra hay ingeniosos diálogos entre Steve Coogan y Paul Dano sobre el proceso de creación y el miedo a la página en blanco y, casi al final, una conversación interesante entre Paul Dano y su ex y, en medio, el cameo de Antonio Banderas y Annette Bening, el evidente crecimiento de Paul Dano como actor y una sensacional Zoe Kazan, a la que recuerdo en Bored to death pero que cuenta con una amplia filmografía. Comedia no almibarada que (casi) cierra una secuencia dramática, angustiosa, entre Paul Dano y su máquina de escribir y una Zoe Kazan sobrada de recursos que vale por casi toda la película.

Mejor escrita (y dirección de actores) que dirigida (ni un solo plano en la retina), pero esto empieza a ser un habitual en el cine de Hollywood.

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