jueves, 18 de octubre de 2012

Subastas en Caravaca


Cruz a la entrada de Caravaca
Subastan el caravaqueño Palacio de los Uribes, sede del Museo de la Fiesta, por las deudas de Caravaca Jubilar (aquella empresa que tan bien ha gestionado su gerente Juan Rigabert y cuyos empleados desconocen su futuro). Aunque desde la Gerencia se espera que no cunda el pánico (expresión del Chapulín Colorado y de capitanes de barcos que se hunden dispuestos a saltar los primeros dejando atrás mujeres y niños) entre los caravaqueños. A fin de cuentas «no es la primera vez que pasa», señala el Gerente, y la deuda quedará saldada en noviembre.

Ratzinger, en Caravaca
¿Será el Museo de la Fiesta el primero de los inmuebles propiedad de los caravaqueños subastado? Si se tratara de lo que albergan dentro los tropecientos museos de la localidad, ¿quién daría por ello más de una perra gorda? ¿o una perra chica?
Peregrino en bicicleta
Bien mirado, y con fortuna, podrían subastar la Cruz que estropea la entrada del pueblo desde la autovía. O el ciclista peregrino que parece un atentado contra el gusto (cualquier gusto, el malo o el bueno). Pero a este paso acabaremos (acabarán, pero hoy me siento solidario con nuestros líderes, así que acabaremos) vendiendo el Templete, las Fuentes del Marques… o el nuevo lignum crucis que sustituyó al robado. Y sin nuestra Patrona ni Fiestas de Mayo con sus moras y cristianas guapas (y caballistas, no me olvido de ellas) ni Año Santo con sus miles de turistas dispuestos a gastarse el parné ni de .
Hasta me temo que acaben quitándole el apellido «de la Cruz» a Caravaca y la vaca a su escudo.
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