

Aunque la mayoría de nosotros, me temo, este año viajes, ninguno.
Cine y literatura. Así que, en casa, con un Gimlet en la mano, podemos creernos Marlowe en Los Ángeles de El largo adiós; con un Negroni imaginar a Audrey Hepburn agarrada a nuestra cintura en la Vespa de Vacaciones en Roma; con un Gin Fizz y alma de tahúr viajar a Las Vegas de Sinatra y compañía…
Con moderación, para no acabar como Ray Milland y las arañas en Días sin huella de Billy Wilder o como ese matrimonio (Jack Lemmon-Lee Remick) que se desmorona en Días de vino y rosa.
Coca cola, vino barato y churros con chocolate…mi propuesta para este verano.
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