viernes, 29 de noviembre de 2013

María también juega

“Los chicos con las chicas deben estar”. Aquella canción de Los Brincos pudo ser el himno oficioso del Mundial de Atletismo de Putin, el de las leyes antigays, e Isinbayeba, la campeona vocera. En la puritana España, la de “Cásate y sé sumisa”, no solo queremos segregar a los niños en las aulas, también en el deporte.
Existe una ley, pero desde San Agustín (“la ley injusta no es ley, sino violencia”) hasta Martin Luther King (en su Carta desde la prisión de Birminghan), son muchos los pensadores que abogan por no acatarlas.
La Federación de Baloncesto no permite que las chicas con los chicos jueguen juntos a partir de Infantil.
Y María, una niña de 12 años de Totana, no puede continuar con sus compañeros (hasta alevín no segregan
en el deporte por sexo). Ni con sus compañeras, porque el CB Totana no tiene categoría femenina. De momento entrena, pero no compite. A pesar de que a cada reparo de la Federación Murciana, según el CB Totana, ellos ofrecían una solución.
“Nuestro equipo infantil está compuesto por 8 alevines y 5 infantiles, de los cuales una es María. Probablemente vayamos a perder todos los partidos por KO, o estaremos cerca. Así que lo que nos mueve es el compañerismo. El compañerismo con una chica que merece jugar al baloncesto porque le apasiona. Porque va cada día a entrenar con alegría. Porque disfruta con un balón en las manos. Porque mira a la cara a sus compañeros y compite como una más, sin intentar que su condición femenina sea una excusa. Porque es la jugadora que todos los entrenadores querríamos tener en nuestro equipo, luchadora, ambiciosa, solidaria. Una verdadera líder. Un ejemplo para los demás”. La historia completa en el blog del Club Baloncesto Totana.
En Moratalla, en un caso parecido, Gonzalo, un niño con síndrome de Down, gracias al apoyo recibido, venció a la burocracia y pudo jugar con sus compañeros.
Ha pasado cerca de una semana desde la conmemoración del Día contra la Violencia Machista y nos ha sorprendido leer en encuestas cómo los jóvenes son igual o aún más violentos con sus parejas que sus padres. La segregación en el deporte, en la escuela como gusta al PP, evidentemente no mejorará estos datos. 
Aunque ahora se trata tan solo de que a María la dejen jugar con sus amigos.
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