Ciberfetichistas, como define el
filósofo César Rendueles, a quienes creen que la Red en sí misma permite el cambio político e
impulsa una nueva sociabilidad. En un tono distinto su ensayo “Sociofobia”,
publicado por Capitán Swing, puede completarse por el “Dejad de lloriquear” de
Meredith Haaf (Alpha Decay). ¿Dé que le sirven a los sirios masacrados por su
tirano los vídeos solidarios que colgamos los europeos? ¿Cuántos “like” salvan
una vida?
No se trata de marchar a Siria como
cooperante, pero tampoco de quedarse atrapado delante del ordenador. Algunos
que asumieron aquello de que “la revolución no será televisada” parecen
esperarla expectantes (y quejosos) frente al Pc. La realidad se cambia desde
abajo: en el barrio. Con las herramientas que tenemos al alcance y las que
podemos exigir, como unos presupuestos participativos para modelar la ciudad a
nuestro gusto. IU-Verdes en Caravaca preguntó a la ciudadanía sobre su deseo de
intervenir en la redacción de los presupuestos; el PSOE presentará a pleno una
moción para la elaboración de un Estatuto de Participación Ciudadana; el PP
asegura que la Oficina Municipal
de Quejas y Sugerencias puede servir de cauce para la demanda de una mayor contribución…
estas posturas salieron a luz en el turno de preguntas del foro El Noroeste a
Debate que contó con la presencia de José Molina Molina, autor de “Ciudadano
y gasto público”, pero si en lugar de aprender
las herramientas que le permitan hacerse dueña de su destino la ciudadanía se
queda en casa continuarán los cuatro de siempre haciendo, bien o mal, las
cuatro cosas de siempre.
¿Aspiramos en serio a cambiar la
realidad a golpe de click de ratón?
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