"La Red Ciudadana Partido X no es una panacea, sino un grupo de trabajo de ciudadanos que quieren cambiar las cosas. Lo primero no es la ideología, sino las cosas que hay que cambiar: las colas en los hospitales, la transparencia [...] La gente se encuentra alrededor de una X, una incógnita, no se conoce, no trabaja de forma asamblearia ni vertical, sino en red y sobre la base de la ponderación; el voto es la ponderación basada en la competencia....", responde Simona Levi a una pregunta de Gemma Tramullas para Rockdelux de diciembre de 2013. "Tengo confianza en la herramienta de Internet y pienso que se dan las condiciones históricas ideales para que se cree una conciencia colectiva lo suficientemente poderosa para que podamos cambiar la historia para bien", continúa. Y utiliza de ejemplo las pasadas elecciones en Cataluña para explicar que desde la Red se puede producir un vuelco electoral: "Ha habido un desmantelamiento muy potente de la mimética del sistema. Por ejemplo, cientos de personas se abrieron perfiles en internet y dedicaron días a conversar con votantes de CIU para hablar de recortes, de por qué iban a votar a un partido que está siendo una fuente de problemas".
Leí estas declaraciones pocos días después de finalizar Sociofobia. El cambio político en la era de la utopía digital del doctor en filosofía César Rendueles, ensayo publicado por Capitán Swing.
Leí estas declaraciones pocos días después de finalizar Sociofobia. El cambio político en la era de la utopía digital del doctor en filosofía César Rendueles, ensayo publicado por Capitán Swing.
¿El cambio político se puede lograr en la Red? No solo el cambio político, pero al final qué no es política, una forma nueva de organizar la sociedad. La respuesta de César Rendueles es un rotundo "no". No es que los ciberfetichistas se hagan preguntas equivocadas, pero sí lo son sus respuestas: "Creo que las sociedades complejas e ilustradas disponen de las materias primas necesarias para afrontar la democratización, la igualdad, la libertad y la solidaridad sin caer en el colectivismo reaccionario o en la quimera del hombre nuevo socialista. Pero la ideología de la red es un obstáculo insalvable para ello".
En Sociofobia, explora el ciberutopismo contemporáneo: retrocede a examinar algunas cuestiones que las propuestas anticapitalistas se dejaron en el tintero para mirarlas con nueva: "el objetivo es producir una especie de choque donde se desfetichice la ideología futurista contemporánea y aparezcan posibilidades enterradas. Tal vez así surja alguna clase de utilidad pragmática". Éste intento es la parte centra y última del libro, en la que aboga por "la emancipación y la igualdad, la libre realización en común de nuestras capacidades, no se puede desvincular del mutuo cuidado de nuestras debilidades: de alguna forma, es conceder demasiado al capitalismo. La codependencia no tutelada es la materia prima con la que podemos diseñar un entorno institucional amigable e igualitarista".
Se pregunta por los derechos de autor -copyright, copyleft-, la cooperación en red, con ejemplos como la wikipedia o subtitular series de televisión, el crowdsourcing... y busca sus pros y sus contras, a qué responde, cómo han tratado los mismos temas, otras ideologías, desde la izquierda clásica al liberalismo. pasando por la sociología. Todo acompañado de ejemplos que pueden ir desde los Simpson hasta Bertolt Bretch, desde películas hasta experimentos sicológicos.
César Renduéles define así a los ciberfertichistas, cuáles son sus objetivos antes de explicar lo que considera su fracaso: "La cooperación en la red se parece tanto a una comunidad política como una gran empresa se parece a una familia extensa. Internet es la utopía postpolítica por antonomasia. Se basa en la fantasía de que hemos dejado atrás los grandes conflictos del siglo XX. Los postmodernos imaginan que los cambios culturales y simbólicos nos alejan del craso individualismo liberal, para el que el interés egoísta en su sentido más grosero era el motor del cambio social. Y también que hemos superado la apuesta por un Estado benefactor que soluciona algunos problemas pero ahoga la creatividad en un océano de burocracia gris [...] Así que los ciberfetichistas no están sencillamente equivocados. Han dado una solución falsa a un problema real. el dilema de los bienes comunes en una sociedad compleja es una versión estilizada del dilema ético fundamental de la izquierda. Deseamos ser individuos libres y, al mismo tiempo, formar parte de una red de solidaridad y compromisos profundos y no meramente democráticos. Queremos una economía eficaz que nos permita optar entre distintas ocupaciones e incentive el talento para que todos nos beneficiemos de él. Pero no queremos un mercado de trabajo que nos obligue a competir y produzca desigualdades".
En Sociofobia, explora el ciberutopismo contemporáneo: retrocede a examinar algunas cuestiones que las propuestas anticapitalistas se dejaron en el tintero para mirarlas con nueva: "el objetivo es producir una especie de choque donde se desfetichice la ideología futurista contemporánea y aparezcan posibilidades enterradas. Tal vez así surja alguna clase de utilidad pragmática". Éste intento es la parte centra y última del libro, en la que aboga por "la emancipación y la igualdad, la libre realización en común de nuestras capacidades, no se puede desvincular del mutuo cuidado de nuestras debilidades: de alguna forma, es conceder demasiado al capitalismo. La codependencia no tutelada es la materia prima con la que podemos diseñar un entorno institucional amigable e igualitarista".
Se pregunta por los derechos de autor -copyright, copyleft-, la cooperación en red, con ejemplos como la wikipedia o subtitular series de televisión, el crowdsourcing... y busca sus pros y sus contras, a qué responde, cómo han tratado los mismos temas, otras ideologías, desde la izquierda clásica al liberalismo. pasando por la sociología. Todo acompañado de ejemplos que pueden ir desde los Simpson hasta Bertolt Bretch, desde películas hasta experimentos sicológicos.
César Renduéles define así a los ciberfertichistas, cuáles son sus objetivos antes de explicar lo que considera su fracaso: "La cooperación en la red se parece tanto a una comunidad política como una gran empresa se parece a una familia extensa. Internet es la utopía postpolítica por antonomasia. Se basa en la fantasía de que hemos dejado atrás los grandes conflictos del siglo XX. Los postmodernos imaginan que los cambios culturales y simbólicos nos alejan del craso individualismo liberal, para el que el interés egoísta en su sentido más grosero era el motor del cambio social. Y también que hemos superado la apuesta por un Estado benefactor que soluciona algunos problemas pero ahoga la creatividad en un océano de burocracia gris [...] Así que los ciberfetichistas no están sencillamente equivocados. Han dado una solución falsa a un problema real. el dilema de los bienes comunes en una sociedad compleja es una versión estilizada del dilema ético fundamental de la izquierda. Deseamos ser individuos libres y, al mismo tiempo, formar parte de una red de solidaridad y compromisos profundos y no meramente democráticos. Queremos una economía eficaz que nos permita optar entre distintas ocupaciones e incentive el talento para que todos nos beneficiemos de él. Pero no queremos un mercado de trabajo que nos obligue a competir y produzca desigualdades".
En definitiva, "las esperanzas ciberutópicas han nacido muertas".
Apuesta como hemos citado más arriba por la codependencia, rompe una lanza por la tan denostada burocracia y el burócrata y, aunque critica el consumismo ("con nuestra sumisión fanática a los escaparates exacerbamos la importancia de nuestras elecciones personales y difuminamos su relación con la desigualdad de clase"), no así el libre mercado aunque aclara: "un principio anticapitalista irrenunciable es que ningún asunto público esté excluido en principio de los procesos de deliberación democrática. Implica una subversión del consenso dominante en las democracias liberales acerca de la sustracción del debate político de los procesos de acumulación capitalistas, que se dan por garantizados".
No resulta un ensayo sencillo, conviene pararse, releerlo, pensarlo... y no siempre encuentras tiempo en esta época de lectura apresurada, casi a salto de mata, cuando estás dándole un "like" en Facebook en una pantalla, en la otra sigues los resultados del fútbol, entras al trabajo, preparas la comida, vistes a la niña, miras cuánto queda para que se descargue el episodio de True Detective.
Apuesta como hemos citado más arriba por la codependencia, rompe una lanza por la tan denostada burocracia y el burócrata y, aunque critica el consumismo ("con nuestra sumisión fanática a los escaparates exacerbamos la importancia de nuestras elecciones personales y difuminamos su relación con la desigualdad de clase"), no así el libre mercado aunque aclara: "un principio anticapitalista irrenunciable es que ningún asunto público esté excluido en principio de los procesos de deliberación democrática. Implica una subversión del consenso dominante en las democracias liberales acerca de la sustracción del debate político de los procesos de acumulación capitalistas, que se dan por garantizados".
No resulta un ensayo sencillo, conviene pararse, releerlo, pensarlo... y no siempre encuentras tiempo en esta época de lectura apresurada, casi a salto de mata, cuando estás dándole un "like" en Facebook en una pantalla, en la otra sigues los resultados del fútbol, entras al trabajo, preparas la comida, vistes a la niña, miras cuánto queda para que se descargue el episodio de True Detective.
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