viernes, 25 de abril de 2014

Miguel del Toro y Amador López en una mañana de 2006

Tardas un día en pasar del bloc al blog unos apuntes y la noticia deja de ser noticia.
Para los caravaqueños entre los nombramientos del presidente de la Comunidad Autónoma, Alberto Garre, destacaban dos nombres que han dejado huella en la historia reciente de la ciudad. Que, juntos, han dejado huella de esqueletos de cemento y promesas (electorales) incumplidas.
El primero de ellos, caravaqueño, Amador López, concejal de Urbanismo de la localidad en plena fiebre constructora y que, posteriormente, ha pasado a ocupar cargos regionales tan dispares como el actual -para el que lo ha elegido Alberto Garre- de secretario de Fomento, Obras Públicas y Ordenación del Territorio o anteriormente Medio Ambiente -aún con Valcárcel- y algún otro. Su cargo en parte puede compararse con el que dejó su impronta en Caravaca, el de Concejal de Urbanismo.
Aquí aparece el otro nombre ligado a la historia reciente -y más triste, porque, como escribió el poeta, acaba mal- de Caravaca: Miguel del Toro, que acaba de rechazar dirigir el INFO murciano. Constructor, ex presidente del CROEM, en 2006 se presentó en Caravaca con sus socios Belando y Villegas. Recuerdo una foto de los tres sonrientes -quizá fuesen más: entonces como ahora gustaban de posar-, acompañados por las autoridades municipales sonrientes. La foto fue en el parque que ahora se llama García-Esteller, creo. Y debo tener entre la montonera de periódicos antiguos una entrevista con Amador López, antes de su salto a la política regional, en la que aseguraba que, gracias al convenio firmado con los tres constructores, en Caravaca de la Cruz se lograría el pleno empleo. Fue una entrevista antes de las elecciones y dudo que apenas nadie lo creyese a pies juntillas (como los 800 empleos prometidos en el vecino municipio de Bullas por Pedro Chico, su alcalde).
Por el convenio de 2006 ellos recibirían los terrenos del campo de fútbol el Morao a cambio de unas obras que realizarían en el municipio.
Miguel del Toro (foto Europa Press)
Inciso -y para ser honestos-: probablemente Amador López prometiera el pleno empleo gracias a una serie de obras que incluían la urbanización casi fantasma de Nueva Caravaca con sus centros comerciales como en otro municipio vecino, Cehegín y su Argostea, el Roblecillo, una urbanización ecológica en el Nevazo...
Las relaciones entre los constructores y los caravaqueños se torcieron -no sé si entre sus representantes políticos y los constructores, aunque quisiera pensar que en privado el alcalde de Caravaca le haya expresado su malestar a Alberto Garre- cuando éstos denunciaron el contrato que, al parecer de muchos, se había redactado chapuceramente (pero eran tiempos de fotos, apretones fuertes de manos, sonrisas, no sé si copas después porque yo no estuve allí y redactar bien  un contrato no era necesario porque se trataba de y sus sucesores prometieron una investigación a la vez que le restaban importancia. No era su dinero).
¿Se conocieron Amador López y Miguel del Toro ese año 2006? 
Se celebró posteriormente un Año Santo y hubo otras inversiones en Caravaca que llegaban de Murcia, España y Europa. La denuncia y la sentencia favorable a los constructores se conocieron después del 2010, ¿pero podríamos fechar en 2006 el principio del fin: el comienzo de la decadencia de Caravaca? ¿en esa fotografía? ¿El fin además de un programa político, de una manera de entender la política basada en la alianza entre constructores y políticos?
Lo cierto es que la carrera de Amador López despegó y que, a pesar de su actuación en Caravaca o en Murcia, a Miguel del Toro también le dieron un cargo de relevancia, director del INFO. Aunque lo haya rechazado y recordado a una parte del PP murciano -al alcalde de Murcia, principalmente- que muchos de ellos se encuentran imputados por delitos mientras que él no.
Esta historia no tiene moraleja alguna, no se pueden extraer lecciones: en 2013 el ex presidente Ramón Luis Valcárcel prometió un nuevo modelo productivo cuando anunció un nuevo Plan Estratégico en la Región de Murcia. Nuevo modelo, nuevo plan, todo nuevo... solo que su sucesor, Alberto Garre, en una de sus primeras decisiones parece decidido a volver al viejo modelo y ha desenterrado para ello dos viejos conocidos de Caravaca: Miguel del Toro y Amador López, quienes por unos días tal vez se imaginaran otra vez juntos como en aquel día soleada de 2006 en el que Caravaca comenzó a convertirse en la ciudad de las ruinas.
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