domingo, 4 de julio de 2010

El abrazo de los extremos: Esther Herguedas y el Imán de Cartagena

Esther Herguedas
No hace falta remontarse al estudio de James A. Gregor sobre fascismo y comunismo para apreciar las similitudes entre ambos movimientos; tampoco es necesario saber que las ideologías tienen mucho de presuntas religiones redentoras para ver que en los últimos meses la extrema derecha (católica o musulmana) y la extrema izquierda coinciden en sus puntos de vista.


Hace unos meses coincidían la extrema derecha y la extrema izquierda murciana (dígase IU) en su ataque a la obra de la artista murciana Carmen Molina Cantabella y la imagen de una modelo desnuda como María de Austria (aquí un artículo mío: Cantabella y los talibanes de lo correcto).
Esther Herguedas, representante de IU, el Imán de Cartagena y yo tenemos algo en común: no nos gusta la prostitución. Pero los dos primeros quieren prohibirla, mientras que yo creo que no hay que prohibirle a alguien que haga lo que quiera con su cuerpo y mente mientras su libertad no coarte la de los demás.
El Imán de Cartagena se dedicó a patrullar por los barrios de las prostitutas para ahuyentarlas (fue absuelto de una demanda de los comerciantes, pendiente una de prostitutas); no creo que Esther Herguedas haga algo similar con los chulos y clientes. Pero nunca se sabe: podrían recorrer juntos estas ciudades de perdición que son Murcia y Cartagena y los dos con sus religiones e ideologías periclitadas convertir a los infieles. Uno podría lanzar una fatwa y la otra expulsarlos del paraíso de los trabajadores.
Yazih Koudri J.C.
Esther Herguedas señala: "La hipocresía de la mayor parte de ordenanzas municipales que se han elaborado en España sobre este asunto, pues hacen caer el peso de la Ley sobre la parte más débil, las mujeres prostituidas, mientras protegen a los responsables de esta explotación: los proxenetas y los mal llamados clientes". Se olvida que también hay hombres que se prostituyen, bien para otros hombres o, cada vez más, aunque todavía minoritario, para mujeres.
El problema de la prostitución en España y Europa es alarmante como publicaba El País el 30 de junio: Europa tiene 140.000 mujeres esclavizadas en la prostitución. Según un informe de ONU, 1 de cada 7 mujeres en Europa es víctima de la trata. El Ministerio de Igualdad de España eleva la cifra al 90% de las mujeres, que incluye a las mujeres víctimas de explotación y no sólo de trata. Tomando el más restrictivo, el del Ministerio de Igualdad, significa que 10 de cada 100 mujeres que se prostituyen lo hacen porque quieren (es un decir, tal vez les gustaría hacer otra cosa, como a mí ser hijo de millonario). ¿Qué hacemos con esas 10 prostitutas que trabajan en lo que quieren o lo que pueden? ¿Se lo prohibimos como hemos hecho ya con las drogas y vamos camino de hacer con el tabaco y el alcohol?
La Ordenanza que pretende aprobar el Ayuntamiento de Murcia es una estupidez, algo cosmético: intentarán echar a las prostitutas de algunos barrios bien para que no les ocurra que un periódico pueda sacar imágenes de una felación a media tarde mientras pasan al lado un padre y su hijo como la que salieron de las Ramblas barcelonesas. La prostitución debe realizarse en prostíbulos con visitas constantes tanto de inspectores de sanidad como de trabajo para cuidar que las prostitutas se beneficien de su trabajo, ni ellas ni los clientes contraígan enfermedades y para que afloren a la superficie los miles de millones que mueve el mercado negro de prostitución y que tanta falta nos hacen en la crisis (como igualmente sería beneficioso para las arcas del Estado la legalización y venta de drogas en los estancos).
Una mujer o un hombre que quieran prostituirse están en su derecho a hacerlo al igual que si una mujer quiere ir con un burka por la calle (siempre que no sea en edificios oficiales), por muy triste que nos parezca.
La prostitución puede ser una forma de explotación extrema, pero casi todas las relaciones humanas: el trabajo, el amor, la familia, lo son. Siempre hay alguien que pone más: uno amor, esfuerzo, otro dinero... Hasta lo cantaba Víctor Manuel en eso de quién puso más, los dos se echan en cara.
Ojalá nos encontráramos en un mundo en el que tanto tímido, tanto feo, gordo, con alguna minusvalía, no tuviera que ir al burdel a "debutar". Pero incluso en este mundo perfecto: siempre alguien querrá pagar por follar y alguien que le paguen.
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