
El western y el musical son los dos géneros cinematográficos que prácticamente han desaparecido en nuestros días. Moulin Rouge, Chicago, alguna película de baile callejero y, por supuesto, la serie revelación Glee. Pero durante años fue el género más glamuroso, el que mezclaba música, baile, comedia, drama, romance...
Mark Sandrich es al musical lo que John Ford al western o James Whale al fantástico. Sin embargo, su fama siempre ha sido oscurecida por su pareja protagonista: Fred Astaire y Ginger Rogers. Incluso Fred Astaire en solitario ha quedado un tanto olvidado: aunque compartiera pantalla con Cyd Charisse, Audrey Hepburn y en este Desfile de Pascua (Easter Parade,1948) con Judy Garland. Dirigida por Charles Walters (otro habitual del género como Sandrich: Vuelve a mí, Lilí, Alta sociedad...) revive el mito de Pigmalión: Fred Astaire, abandonado por su pareja de baile, asegura que puede convertir a cualquiera en una auténtica estrella... Y la afortunada es Judy Garland: magnífica como cómica, en las escasas escenas dramáticas (cuando le declara a Lawford que Astaire sólo la abraza cuando bailan delante de setecientas personas), en los números de baile (lo suyo es un baile teatralizadoIrving Berlin, el mejor compositor del siglo XX; esta película ganó el Oscar a la mejor banda sonora).
PD. Al parecer la película la iba a dirigir Minnelli, pero acabó peleado con su esposa Judy Garland, ya con depresiones y enganchada a la droga, lo que arruinaría su carrera.
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