sábado, 6 de noviembre de 2010

A Serbian Film y la libertad de expresión

Me bajé A Serbian Film, le pegué un par de pantallazos para adelante y lo que vi no me gustó y la borré del disco duro.
Leí después las críticas sobre esta película que trata de un actor porno que rueda una última en casa: hay violación, tortura, pederastia... Una película que los responsables de Sitges habían decidido que solamente los mayores de 18 pudieran ver pero una orden judicial lo impidió. Que una película o secuencia nos parezcan deplorables desde el punto de vista moral y desde el artístico nos dejen indiferente (caso de la violación de diez minutos de Irreversible), no significa que la ola de prohibicionismo que está afectando a la sociedad española deba llegar a la literatura, el cine o el arte.


Ahora que casi cualquier cosa que uno hace es una apología de la violencia, del maltrato, de la pederastia, de... El público de Sitges, sin haberla podido ver (salvo en descargas ilegales), ha decidido galardonarla como "símbolo de la libertad de expresión". Premio del público a A Serbian Film.
Parecida es la polémica que se ha rodeado con Dragó y su sexo con treceañeras: una vez que se convierte en libro ya es ficción (aunque hubiera pasado en su momento o no sea más que la mente débil y calenturienta de un viejo verde). La diferencia con Polansky es que a él lo pillaron con las manos en la masa (vulgar expresión, lo siento, para lo que fue una violación) y lo de Dragó ya es literatura (alta, baja, qué más da). Además, parece que no fue delito porque acostarse con una niña de 13 años no es delito ni en España ni en Japón.
De Dragó lo que jode es su malditismo subvencionado en una cadena pública; podía haber seguido el ejemplo de Santiago Sierra con su rechazo al Premio Nacional de Artes Plásticas: actitud más maldita y, todo hay que decirlo, a la larga mucho más comercial.
Explicación de rechazo del Premio Nacional de Artes Plásticas: "Estimada señora González-Sinde, Agradezco mucho a los profesionales del arte que me recordasen y evaluasen en el modo en que lo han hecho. No obstante, y según mi opinión, los premios se conceden a quien ha realizado un servicio, como por ejemplo a un empleado del mes. Es mi deseo manifestar en este momento que el arte me ha otorgado una libertad a la que no estoy dispuesto a renunciar. Consecuentemente, mi sentido común me obliga a rechazar este premio. Este premio instrumentaliza en beneficio del estado el prestigio del premiado. Un estado que pide a gritos legitimación ante un desacato sobre el mandato de trabajar por el bien común sin importar qué partido ocupe el puesto. Un estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local. El estado no somos todos. El estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. No señores, No, Global Tour. ¡Salud y libertad!"

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya bloguero más cutre.
1º En el festival de Sitges SI que se proyectó (y con bastante éxito). Donde no se proyectó fué en la Semana de Cine de Terror de Donosti (donde esta vez sí, le dieron un premio simbólico)
2º Cuando quieras ver y/o escribir sobre una película COMPRALÁ o VETE AL CINE. La bajas por todo el morro y alardeas de ello.
¡ Vaya pájaro ¡ ¡ Dedícate a otra cosa macho ¡