Un manifiesto solo puede medirse por el número de muertos que genera en cada una de sus páginas y en el tono apocalíptico que le imprime. En ese sentido, ninguno superior al Manifiesto Comunista y su "Proletarios, uníos" (aunque en la Gran Guerra los obreros se mataban unos a otros como si nunca hubieran tarareado la Internacional)
Mi lucha de Hitler tiene aún mayor importancia porque creo que es el único que el propio escritor intentó cumplir en todos sus términos y casi lo consigue.
Pero a lo largo de la historia ha habido otros manifiestos de importancia: todos cortitos, para iletrados, pero con mucha fuerza.
Recordemos:
- El Manifiesto de los Persas.
- El pequeño libro rojo y sus millones de muertos en la Revolución Cultural China.
- El Manifiesto de los Bahutu
- Y el último destacado el Memorando de la Academia Serbia de las Ciencias y las Artes de 1986.
En la actualidad tres "intelectuales" que arreglan España una mañana en el bar y escriben sus neuras y le llaman Manifiesto. También los partidos políticos escriben Manifiestos, con la ventaja que no dicen nada, no incitan.
Antes un Manifiesto importaba, importaban sus palabras y lo que los fanáticos hicieran con ellas. Ahora se parecen a las hojas parroquiales, mejor maquetación y menos letras (si ya los otros eran cortos, en los modernos prima el blanco, tal vez para que cada lector lo rellene como se le ocurra). En el del PSRM que leí ayer hay muchos eslóganes, pero ninguna frase con gancho. Pero hay que recordar que los que tenían frases con gancho los escribían fanáticos como Marx, Hitler o Mao, Cosic... los de los políticos de hoy en día los escriben publicistas. Mejor así.
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