viernes, 15 de abril de 2011

Mentirijillas


Más sencillo es que te pillen en unas mentirijillas que en una gran falsedad. Engaña entonces a lo grande, como Malraux, que pretendía que De Gaulle lo había nombrado heredero en un testamento secreto (La nariz de Cleopatra, Judith Thurman).
No cometas el error de anunciarte como abogado cuando, entre caña y caña en Las Flores, te quedó tiempo para aprobar una asignatura (si estudiabas en la UCAM, dos; Religión era obligatoria, palabrita de niño Jesús) antes de que se acabara el dinero de papá. Si lo tuyo es Cuba y la prostitución, no lo vendas como escapada humanitaria; si eres hijo de terrateniente no te finjas niño republicano; si eres adicto no lo camufles arguyendo que abusas de ciertas sustancias; si…
Inventamos currículos, amores, desgracias… con la fortuna de que nadie escrutará nuestra biografía. Pero esta semana, las próximas, conoceremos a los candidatos municipales y sus listas al detalle: fotografía, edad, profesión y signo del zodiaco. Menos en la edad, y en las arrugas y ojeras que se retocan con ordenador, no fabules.
Sin necesidad de mencionar los vuelos de la imaginación de los «estadistas» ibéricos, puede ocurrirte como al dimitido Ministro alemán de Defensa que plagió su tesis: además de a los cuatro académicos aburridos y su lupa, a quién le interesaba el contenido con tal de rellenar páginas. Adiós al delfín de Merkel.
Para el caso político, importa tanto como logro graduarte cum laude que en un concierto te firme en un brazo la PJ y decidas no lavártelo en una semana. Si Calígula nombró senador a su caballo, bastaría con que el aspirante señalara: «Este es uno de los nuestros».




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