viernes, 19 de agosto de 2011

El sorprendente Doctor Clitterhouse: una película menor que burló la censura

Esta película, una comedia criminal con un liguerísimo toque dramático, se la coló a la censura norteamericana. No se puede decir de otra manera: asesinato sin castigo para el Doctor Clitterhouse (Edward G. Robinson).
Con guión de John Huston (y John Wesley: ni idea), El sorprendente Dr. Clitterhouse (1938, Anatole Litvak) pudiera acabar como El tesoro de Sierra Madre o El hombre que pudo reinar: esos dos fascinantes estudios donde la ambición y los recelos acaban conduciendo a la locura. Parece cuando el Doctor abandona sus andanzas criminales porque, confiesa, le está cogiendo el gusto...
Pero no es ese el derrotero: un Doctor roba a su clientela rica para estudiar cómo cambia la personalidad el crimen. Al poco, comprende que debe realizar el experimiento con otros "pacientes" y conoce a una banda de criminales encabezada por Claire Trevor y por Humphrey Bogart (en esta, o en otra película de esta época, debió conocer a John Huston; lo siguiente es Historia, tal vez uno de los encuentros más importantes en el cine: protagonista de El último refugio y El Halcón Maltés a insistencia de Huston; éxito definitivo con Casablanca en 1942) a los que a partir de ese momento dirige... y les hace pruebas tras cada crimen. Una vez concluído, o eso cree, el experimento no resultará tan fácil abandonar.
Sencilla, sin pretensiones, como esos títulos de crédito del principio y del final en que aparecen pócimas a la manera de un Dr. Jekyll, tal vez por eso mismo se escapara al Código Hays. El director, Anatole Litvak, se movió principalmente en el género del drama y el drama con toques de intriga: destacan Anastasia y La noche de los generales dentro de su filmografía.

Cómo pasa el tiempo: el paciente pide un cigarrillo



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