martes, 13 de septiembre de 2011

¿Es posible una democracia islamista?

La elevación de Turquía a primera potencia mediterránea (y musulmana) y su asunción de un mayor número de compromisos internacionales pronto hará que sustituya a Francia (a pesar de los esfuerzos de Sarko) e Inglaterra y tome el relevo imperial en Egipto, Libia, Siria, Túnez... También que sirva como ejemplo a los países que han logrado liberarse del yugo.
Para Europa la nueva situación se presenta mejor que anterior de sostener a dictadores en países que, como represalia, fabrican bombas humanas. Estoy convencido de que la mayoría de los árabes en el fondo quisieran una democracia como la del odiado Israel o la de Turquía.
¿Pero tiene sentido hablar de democracia islamista? Así titula Enric González su crónica: Turquía exporta su democracia islamista al mundo árabe. Parece contradictorio: democracia y religión (no, en cambio, como algunos afirman que no se pueda dar una democracia entre los musulmanes).
"A diferencia del paganismo o del politeísmo, el monoteísmo tiende a la universalidad y a la unificación del género humano bajo una misma bandera. Cuando se instala como pilar de poder de una sociedad se convierte en un temible elemento de control de los comportamientos y de las conciencias. En nombre de la salvación del ser humano y de la prometida vida eterna, puede ejercer las formas de coacción más extremas sobre todos los miembros de la sociedad", escribe Georges Corm en Europa y el mito de Occidente.
El paso de la religión de la esfera de lo privado a lo público la convierte en otro totalitarismo (precursores de los del siglo XX, Platón, San Agustín...). Ni tan siquiera con la Reforma nace el "infividualismo" ni la búsqueda de la democracia (peor el ayatolá Calvino que la Iglesia de Roma que, por lo menos, encargó belleza que los siglos han conservado).
Resulta igual de ridículo, por tanto, pretender que la "excepcionalidad" europea como continente con mayor número de democracias tenga que ver con el cristianismo de sus orígenes.Al contrario.
¿Entonces qué ocurre con la democracia cristiana en Alemania, Italia o España? En el fondo, que ese adjetivo "cristiano" ya no significa apenas nada. La religión en Occidente tan solo es una convención (exceptuando algún fanático del Tea Party o algún adolescente que se emocione con el Papa como con el Che o Justin Bieber) mientras no ocurre todavía lo propio con el Islam (y faltarían estudios para conocer el grado de religiosidad de cada país: ni Europa ni los países árabes pueden tomarse como un todo: en España ningún Gobierno se ha atrevido a abolir el Concordato, en Inglaterra la Reina es la cabeza de la Iglesia Anglicana, los franceses son laicos...)
Democracia cristiana, democracia islamista, democracia popular, democracia orgánica... no dejan de ser perversiones de lenguajes (puro Orwell, como escribe El Mundo en relación a las pancartas de la Diada: "Por un país de todos. Escuela en catalán). Si la democracia necesita adjetivarse, más vale preocuparse por el adjetivo.
No significa que Turquía e Irán sean lo mismo... Tampoco que Erdogan sea un héroe... O que Europa deba preocuparse excesivamente si los islamistas toman el poder una vez que la Unión Europea se ha convertido en una falacia y expandir los derechos humanos un sueño imposible (tenemos Karzai y su limitación de los derechos de las mujeres en Afganistán).

Pero islamismo y democracia o cristianismo y democracia. se repelen. Otro tanto podríamos decir de nacionalismo y democracia y socialismo y democracia.
Votar esta anotación en Bitácoras.com

0 comentarios: