sábado, 3 de septiembre de 2011

Judex: con materiales casi de derribo Franju retoma el ideal de las vanguardias

Un "folletín", según la Real Academia, es un "Tipo de relato propio de las novelas por entregas, emocionante y poco verosímil"; también teatro o cine con similares características.


En Judex, Franju homenajea al maestro Louis Feuillade y a un tiempo triste, el de la I Guerra Mundial. Feuillade realizó su Judex (doce episodios) en 1916; un año antes dirigió Les Vampires (diez capítulos).
Personaje de la literatura popular, como Fantomás (que dirigiera también Feuillade) o Arsenio Lupín.
El argumento apenas tiene interés (diálogos e interpretaciones, ninguno): un justiciero, Judex, secuestra a un banquero corrupto, aunque la bondad de la hija le impida matarlo. La villana, interpretada por Francine Berge, tratará de rescatar al banquero y asesinar a Judex y a la hija.
Sobran las palabras, quizá debía haber empezado por ahí. La imagen: poesía en movimiento La espectacular música de Maurice Jarre. La ambientación: pasadillos secretos, cámaras ocultas, aguas subterráneas, trampas mortales... con un toque kitsch. Y el vesturaio de Francine espectacular cuando la vemos vestida de monja, poco a poco se deshace de accesorios y se convierte en una buzo enfundada en ceñido negro. Mientra que la hija del banquero se nos presenta entera de blanco o entera de negro (cuando cree que su padre ha sido asesinado) hasta la secuencia final, también de blanco, pero con un coqueto traje de marinerito.
Complicado destacar alguna secuencia por encima de otras: la tan larga del baile en el que los hombres llevan máscaras de pájaros o antifaz, los juegos de magia de Judex, las palomas, el reloj que da la medianoche, hora en que el justiciero advirtió al banquero que moriría; la hija del banquero que se desmaya antes de que la asesinen pero los lobos corren a su auxilio y los vemos protegiendo el cuerpo de ella para que Francine Berge no se acerque...
Esta es una película que no se la puede perder quien piense que el cine, ese arte nuevo de principios del XX, no necesitaba, no necesita, la palabra. No es teatro, no es novela. Con materiales casi de derribo Franju retorna el ideal de las vanguardias de que el cine fuera arte y no industria.



Sylva Koscina en Judex


Spoiler: Secuencia del enfrentamiento entre Koscina y Francine Berge.

Escena de Fantomás (1913) de Feuillade






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