viernes, 2 de septiembre de 2011

Wu: la única Emperador de la historia de China

"Su eficaz actuación en el gobierno, en especial en la década de 690, eliminó la jerarquía que había permitido inicialmente a la dinastía Tang alcanzar el nivel máximo del imperio. Aunque las revueltas y el malestar continuarían durante la dinastían Tang, ésta conseguiría a pesar de ello mantenerse dos siglos más tras la muerte de Wu, tal vez, y en parte, gracias a las despiadadas purgas de su reinado". Deberían aparecer en la estela memorial de la Emperatriz Wu estas palabras que escribe Jonathan Clements, pero lo cierto es que la estela la encontramos desnuda: ningún descendiente suyo alabó a su antepasada, como hicieron con el marido de ella y era costumbre.
El papel de Wu resultaba extraño: en el título de este post he utilizado "la única Emperador" porque en chino, a diferencia de en español, "Emperatriz" tan solo significa "la mujer del Emperador", mientras que Wu fue primero Emperatriz (y gobernante en la sombra) y luego regente y luego Emperador usurpando el trono a sus hijos. Más extraño si cabe en una sociedad confucionista que aspiraba a un perfecto orden donde el noble debía someterse al soberano; al noble el villano; la mujer al hombre; el hijo al padre...Ya en las primeras crónicas: Antigua Historia de los Tang y Nueva Historia de los Tang, hay discrepancias sobre ciertas de las acusaciones. Escritas un par de generaciones después de su muerte, probablemente por hijos o nietos de sus enemigos (alguno descendiente de la propia Wu). Posteriormente sí fue objeto de muchos escritos, preñados de rumores, algunos de contenido pornográfico, todos llenos de intrigas palaciegas; aunque la historiografía marxista la recuperó en positivo hasta que las ambiciones de Jian Qing, esposa de Mao, desató una nueva serie de historias y novelas donde Wu volvía a mostrarse como personaje negativo. Recientemente se escribió una biografía sobre Hillary Clinton en chin con el subtítulo "La emperatriz Wu en la Casa Blanca". Como Clements no la ha leído, no sabe si es un elogio o un insulto para Hillary la comparación.
Wu fue una de las muchas concubinas del Emperador Taizong, a cuya corte llegó con 13 años. Se ha especulado sobre si mantuvieron relaciones sexuales: parece poco probable. Con la Emperatriz ya fallecida cuando Wu se incorpora a Palacio, existen cuatro esposas auxiliares que ocupan el primer nivel: Noble Dama, Dama Perfecta, Dama Virtuosa y Bienaventurada Dama; un segundo nivel de seis esposas; otra tercero de nueve conocidas como Elegantes; un cuarto de otras nueve conocido como Bellezas. Después estaban los nueve Talentos (a estas pertenecía Wu) y todavía quedaban los Tesoros, las Damas y las Obedientes. 122 mujeres en total que cuando moría el Emperdor acababan en un convento (por lo menos ya no las enterraban con él).
Wu fue poco más que una fregona, aunque durante la enfermedad del Emperador le cuidó y allí la conoció el futuro Emperador (se hubiera acostado o no Taizong con ella; su relación con el hijo se consideró incestuosa) que más tarde la sacaría del convento. Poco a poco Wu se convierte en su amante favorita y le beneficia la guerra que mantiene la Emperatriz (sus hijos serían los herederos) y la segunda esposa: al final Wu encarcelaría juntas a las dos rivales (se discute si en una pequeña celda, en un palacio...) y las asesinaría a las dos.
Con un Emperador que sufre ataques: algunos autores creen que era epilepsia, pero Clements lo achaca a una apoplejía que finalmente lo postraría hasta que muriera, Wu escala posiciones (primero escucha las reuniones políticas detrás de biombos o cortinas; luego es la única que puede, eso dice, entender qué quiere decir el Emperador. Pero retrocedamos al comienzo de su ascenso y la caída de la legítima Emperatriz: una hija suya muere poco después de que la visitara la Emperatriz y Wu la acusa de asesinato. Todavía se discute si Wu asesinó a su propia hija, si la asesino la Emperatriz o la opinión de Clements de que la niña moriría al nacer y Wu aprovechó la oportunidad para endilgarle el crimen a su rival. También comparte a su hermana con el Emperador y luego a la hija de su hermana (a la que envenenará) también con el Emperador (parece probable que fuera una relación incestuosa: es decir, que el Emperador se acostara con su propia hija).
Los consejeros del Emperador intenta que se case con una mujer más "digna" y que se acueste con otras de sus concubinas. En un manual de sexo se lee: "Si se copula siempre con la misma mujer, la esencia vital de ella se debilitará gradualmente y al final ella no estará en condiciones de ofrecer al hombre beneficio alguno". ¿Fue la monogamia en que mantenía al Emperador el mayor de los reproches a Wu? En una de las crónicas Tang se lee sobre el deseo de Wu de "humillar su cuerpo y sufrir vergüenza para acomodarse a los deseos del Emperador". Esto ha excitado la imaginación de muchas personas durante muchos siglos, pero los manuales de sexo, con abundantes ilustraciones, nos muestran lo poco mojigatos que eran los chinos. La monogamia es la apuesta de Clements sobre Wu: aunque cuando rondaba los 80 ella misma reunión un harén de jovencitos para alcanzar la inmortalidad o retrasar la mortalidad a base de orgasmos: sobre sus temores de muerte, Wu tuvo siempre predilección por el budismo como forma de contrarrestar a los funcionarios confucionistas, pero utilizaba presagios de unos y otros que anunciaban que una mujer reinaría antes del fin de los tiempos.
Lo cierto es que Wu ejercía un gran podre sobre el Emperador, un poder basado en el sexo: cuando ella estaba embarazada, él rapidamente buscaba a otra y escuchaba con atención las críticas de sus consejeros, así que Wu dejó de tener hijos (uno de ellos, el segundo, se rumorea que nació de su hermana; el primero tenía una esposa que aspiraba a ser una nueva Wu y el tercero fingió no inmiscuirse en los asuntos de su madre porque la temía). 
Gobernante en la sombra, regente en nombre de sus hijos a los que prácticamente tenía secuestrados, hasta que se convirtió en "la única mujer Emperador" de un Estado en el que aumentó la represión, y más que la represión, la vigilancia, la delación (en una urna con varias entradas una pesona podía proponerse o proponer a otra para un cargo; denunciar a otra persona; denunciar los abusos de los gobernantes o simplemente escribir una fórmula mágina de buen presagio: estas cartas anónimas confirieron gran poder a la Emperatriz), pero también permitió que continuaran en el cargo jueces honestos como Di (se han escrito novelas policíacas con él como protagonsita) y mantuvo las conquistas de Corea (conquistas que realizó ella, aunque todavía con su marido vivo). Y sobre todo parece que el pueblo chino la quería. Aunque las rebeliones se hicieron constantes y al final decidió que uno de sus hijos depuestos recuperara el trono (aquí entramos otra vez en las conjeturas: Clements, como escribe al principio de esta entrada, no cree que Wu tuviera la intención de fundar una dinastía para entregarla a sus sobrinos. ¿Por qué sus sobrinos y no sus hijos o nietos aunque no les tuviera aprecio?).
Termina Clements: "Las pruebas indican que era una déspota malvada y cruel, ¿pero acaso existe alguna otra clase de déspota? ¿Existía alguna diferencia entre su comportamiento y el de Taizong o el de Gaozong, ambos considerados héroes? La emperatriz Wu era una mujer, y nos encontramos ante la fascinante posibilidad de que, en opinión de sus cronistas, en eso consistiera su única y verdadera ofensa?".
Sobre el feminismo de Wu, destacar que ordenó que a los antepasados, fuera cual fuera el sexo, se debían rendir los mismos homenajes, asimismo modificó (se apropió) de una ceremonia, el Feng-Shan, que muy pocas veces se hacía: parece que tan solo tres sacrificios Feng-Shan hasta la dinastía Tang, porque significaba la cúspide de un reinado. Su ambición la demuestra también construyendo un palacio-templo, el Santuario de la Iluminación, o Ming Tang, que al igual que el sacrificio Feng-Shan pocos tenían claro en qué consistía o si alguna vez había existido: aunque parece ser un palacio-templo.
Escribe Carlos Martínez Shaw en la portada: "Esta obra demuestra que un buen libro puede ser más apasionante que la mayoría de las novelas históricas". Comparto su opinión sobre este libro de la editorial Crítica: Wu: la emperatriz china que sedujo y asesinó para convertirse en un Dios Viviente.

Ya hay una película con subtítulos en castellano sobre el Juez Di (detectivesca, con acción) dirigida por Tsui Hark.




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