lunes, 5 de septiembre de 2011

Otra vez España

Después de Auschwitz, en Alemania no se podía (o por lo menos debía) escribir poesía ni (más evidente) participar en una guerra. En 1990 tampoco, según Günter Grass, Alemania debiera reunificarse. No tras Auschwitz. Conversaba con el japonés Kenzaburo Oe en la Feria del Libro de Frankfurt y a los dos les dio por practicar ese ejercicio tan inútil (también placentero: gozo con el dolor) de fustigarse: el japonés afirmó que su pueblo era racista; el alemán que el suyo más; el japonés que por lo menos los alemanes habían asumido mejor su culpa; el alemán dudaba... Como buenos amigos, al final coincidieron: si Mitsubishi y Daimler-Benz se fusionaban, malo para todos.
Lo cuenta Ian Buruma en su introducción de El precio de la culpa (ediciones Duomo Perímetro). Aunque no explica la reacción del público: a pesar de su compromiso con la vida pública, ¿verían a Grass como al Sócrates de Las nubes? ¿Se cachondearon de los intelectuales? ¿Compartieron su hondo dolor?
No se alarmen entonces cuando lean la prensa española de estos días. Aquí no existe esa flor y nata de la intelectualidad, pero la reforma constitucional (según la encuesta de El Mundo, querida por más del 70%, de los españoes, aunque más de un 68% previo referendo), el fallo del Tribunal Catalán (TSJC) sobre la "inmersión linguística", la colonización franco-alemana (cabrones: hunden Europea con sus dos guerras mundiales y quieren hacer lo mismo con España)... todo ello nos ha llevado de nuevo a preguntarnos quiénes sómos, de dónde venimos, a dónde vamos (intelectualidad pura: Siniestro Total). CIU utiliza la expresión "casus belli" (tal vez quieran sumergirse en el latín) para un dictamen que se ha recurrido; periódicos de derechas e izquierdas hablan de ruptura del consenso del 78 (cuando hace unas semanas denunciaban ese consenso ficticio que se produjo), El Mundo incluso comienza una serie 100 propuesta para regenerar la democracia (no podían haberse inventado un decálogo como Moisés). Como vayan una al día, no les va a dar tiempo a terminar antes del 20-N...
Menos mal que la Selección Española se lió a hostias con la Chilena y el españolismo quedó a salvo, que notaba yo como "las esencias patrias" se difuminaban.
El masoquismo resulta placentero, pero a la vez paraliza: no nos impulsa a la acción. Si hiciéramos caso a tanto agorero, España sería algo así como el fénix: muere un día resucita el siguiente para palmarla de nuevo al tercero. Cada china en el zapato, piedra en el camino y parece que tuviéramos que reinventar la nación, darla por extinguida... no sé. Absurdo, como Günter Grass y Auschwitz (aunque se le puede entender: él fue de la generación de los hijos de los alemanes culpables -educada su generación en el nacionalsocialismo, el mismo escritor confesó haber pertenecido a Ejército, creo, o la SS-, con la verguenza de lo que hicieron sus propios padres, pero a los millones de alemanes que han nacido después les parecería una boutade propia de un intelectual. Nada que ayude a mejorar un país. Baratijas, en vez de perlas de sabiduría. Aquí estamos igual.

Apología y petición de Gil de Biedma


Y qué decir de nuestra madre España,
Este país de todos los demonios
En donde el mal gobierno, la pobreza

No son, sin más, pobreza y mal gobierno
Sino un estado místico del hombre,
La absolución final de nuestra historia?

De todas las historias de la Historia
Sin duda la más triste es la de España,
Porque termina mal. Como si el hombre
Harto ya de luchar con sus demonios,
Decidiese encargarles el gobierno
Y la administración de su pobreza.

Nuestra famosa inmemorial pobreza,
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo ha pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
Distinta y menos simple, en otra España
En donde  si que importa un mal gobierno.

Quiero creer que nuestro mal gobierno
Es un vulgar negocio de los hombres
Y no una metafísica, que España
Debe y puede salir de la pobreza,
Que es tiempo, aún para cambiar su historia
Antes que se la llevan los demonios.

Porque quiero creer que no hay demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
Los empresarios de la falsa historia,
Son hombres quienes han vendido al hombre,
Los que han convertido a la pobreza
Y secuestrado la salud de España.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea del hombre el dueño de su historia.

PD. Espero que la izquierda le perdone que fuera familiar de Esperanza Aguirre y la derecha su homosexualidad; los catalanes que escribiera en castellano y los cinéfilos que de su vida hicieran el bodrio de El cónsul de Sodoma.



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