Después de Auschwitz, en Alemania no se podía (o
por lo menos debía) escribir poesía ni (más evidente) participar en una guerra.
En 1990 tampoco, según Günter Grass, Alemania debiera reunificarse. No tras
Auschwitz. Conversaba con el japonés Kenzaburo Oe en la Feria del Libro de Frankfurt
y a los dos les dio por practicar ese ejercicio tan inútil (también placentero:
gozo con el dolor) de fustigarse: el japonés afirmó que su pueblo era racista;
el alemán que el suyo más; el japonés que por lo menos los alemanes habían
asumido mejor su culpa; el alemán dudaba... Como buenos amigos, al final
coincidieron: si Mitsubishi y Daimler-Benz se fusionaban, malo para todos.
Lo cuenta Ian Buruma en su introducción de El precio
de la culpa (ediciones Duomo Perímetro). Aunque no explica la reacción
del público: a pesar de su compromiso con la vida pública, ¿verían a Grass como
al Sócrates de Las nubes? ¿Se cachondearon de los intelectuales? ¿Compartieron
su hondo dolor?
No se alarmen entonces cuando lean la prensa
española de estos días. Aquí no existe esa flor y nata de la intelectualidad,
pero la reforma constitucional (según la encuesta de El Mundo, querida por más
del 70%, de los españoes, aunque más de un 68% previo referendo), el fallo del
Tribunal Catalán (TSJC) sobre la "inmersión linguística", la
colonización franco-alemana (cabrones: hunden Europea con sus dos guerras
mundiales y quieren hacer lo mismo con España)... todo ello nos ha llevado de
nuevo a preguntarnos quiénes sómos, de dónde venimos, a dónde vamos
(intelectualidad pura: Siniestro Total). CIU utiliza la expresión "casus
belli" (tal vez quieran sumergirse en el latín) para un dictamen que se ha
recurrido; periódicos de derechas e izquierdas hablan de ruptura del consenso
del 78 (cuando hace unas semanas denunciaban ese consenso ficticio que se
produjo), El Mundo incluso comienza una serie 100 propuesta para
regenerar la democracia (no podían haberse inventado un decálogo como
Moisés). Como vayan una al día, no les va a dar tiempo a terminar antes del
20-N...
Menos mal que la Selección Española
se lió a hostias con la
Chilena y el españolismo quedó a salvo, que notaba yo como
"las esencias patrias" se difuminaban.
El masoquismo resulta placentero, pero a la vez
paraliza: no nos impulsa a la acción. Si hiciéramos caso a tanto agorero,
España sería algo así como el fénix: muere un día resucita el siguiente para
palmarla de nuevo al tercero. Cada china en el zapato, piedra en el camino y
parece que tuviéramos que reinventar la nación, darla por extinguida... no sé.
Absurdo, como Günter Grass y Auschwitz (aunque se le puede entender: él fue de
la generación de los hijos de los alemanes culpables -educada su generación en
el nacionalsocialismo, el mismo escritor confesó haber pertenecido a Ejército,
creo, o la SS-,
con la verguenza de lo que hicieron sus propios padres, pero a los millones de
alemanes que han nacido después les parecería una boutade propia de un intelectual.
Nada que ayude a mejorar un país. Baratijas, en vez de perlas de sabiduría.
Aquí estamos igual.
Apología y petición de Gil de Biedma
Y qué decir de
nuestra madre España,
Este país de todos
los demonios
En donde el mal
gobierno, la pobreza
No son, sin más,
pobreza y mal gobierno
Sino un estado
místico del hombre,
La absolución final
de nuestra historia?
De todas las
historias de la Historia
Sin duda la más
triste es la de España,
Porque termina mal.
Como si el hombre
Harto ya de luchar
con sus demonios,
Decidiese encargarles
el gobierno
Y la administración
de su pobreza.
Nuestra famosa
inmemorial pobreza,
cuyo origen se pierde
en las historias
que dicen que no es
culpa del gobierno
sino terrible
maldición de España,
triste precio pagado
a los demonios
con hambre y con
trabajo de sus hombres.
A menudo he pensado
en esos hombres,
a menudo ha pensado
en la pobreza
de este país de todos
los demonios.
Y a menudo he pensado
en otra historia
Distinta y menos
simple, en otra España
En donde si que
importa un mal gobierno.
Quiero creer que
nuestro mal gobierno
Es un vulgar negocio
de los hombres
Y no una metafísica,
que España
Debe y puede salir de
la pobreza,
Que es tiempo, aún
para cambiar su historia
Antes que se la
llevan los demonios.
Porque quiero creer
que no hay demonios.
Son hombres los que
pagan al gobierno,
Los empresarios de la
falsa historia,
Son hombres quienes
han vendido al hombre,
Los que han
convertido a la pobreza
Y secuestrado la
salud de España.
Pido que España
expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba
hasta el gobierno.
Que sea del hombre el
dueño de su historia.
PD. Espero que la
izquierda le perdone que fuera familiar de Esperanza Aguirre y la derecha su
homosexualidad; los catalanes que escribiera en castellano y los cinéfilos que
de su vida hicieran el bodrio de El cónsul de Sodoma.
0 comentarios:
Publicar un comentario