martes, 4 de octubre de 2011

A Slight case of Murder (1938): la vena cómica del gangster

Probando su propio veneno: la Gold Velvet
Mientras Boardwalk Empire arranca con una fiesta celebrando el comienzo de la Ley Seca, A Slight case of Murder lo hacen con otra fiesta para celebrar el final de la Ley Seca.

Hasta ese momento Remy Marco (Edward G. Robinson) era uno de los mayores contrabandistas de cerveza, por lo que decide reconvertirse en un cervecero junto a toda su banda, que deberá aprender modales, impulsada sobre todo por la esposa de Remy (Ruth Donnelly, quien, con alguna década más, recuerda mucho al papel de Judy Holliday en Nacida ayer, aunque también la película tiene su aire a cualquiera de las versiones de Dama por un día, con esa hija que no sabe a qué se dedicaba el padre porque estudió en el extranjero). Tras cuatro años en la legalidad, Remy se encuentra en la ruina porque no se le ocurrió probar su propia cerveza (y ninguno de sus hombres se ha atrevido a decirle que sabe asquerosa): antes era "ponme una Marco" cuando el cliente no tenía más remedio y ahora con el nombre de Gold Velvet nadie la quiere
Comedia de enredos, de equívocos, con cadáveres que aparecen y desaparecen, un futuro yerno policía, un bribonzuelo sacado del horfanato y la lástima de que Edward G. Robinson (que habla de sí mismo toda la película en tercera persona) no se dedicara con mayor asiduidad a la comedia porque aquí borda esa parodia del gangster que tanto interpretó... e interpretaría (la película es del 38).
Un aparte para el director: Lloyd Bacon, quien realizó un sinfín de películas bastante destacables (su mejor década fue la de los 30, aunque cerró su carrera en el 54 con Guapa pero peligrosa: Jean Simmons y Robert Mitchum, esta vez sin un coche dando marcha atrás).



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