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Christopher Hitchens |
Christopher Hitchens publicó en 2001 Juicio a Kissinger en plena euforia del intento de enjuiciar al dictador chileno Pinochet. "La información que contiene este libro no es "nueva" para la gente de Timor Oriental y Chipre, Bangladesh, Laos y Camboya, cuyas sociedades fueron arrasadas por gobernantes depravados. Tampoco es "nueva" para los familiares de los torturados, desaparecidos y asesinados en Chile. Pero sería nueva para quien confiase en la información de ABC News".

El trabajo de Kissinger para Nixon comenzó cuando este todavía era candidato y los demócratas se sentaban en la mesa con vietnamitas del sur y del norte para llegar a unos acuerdos de paz. Kissinger (entre otros) convenció a los sudvietnamitas que debían entorpecer y retrasar las negociaciones ya que, un Presidente republicano mostraría más firmeza con los comunistas. Cuatro años más de guerra y un trabajo para Kissinger: "Fue lo que costó promover a Kissinger; promover a quien era un académico mediocre y oportunista al rango de potentado internacional. Las cualidades de su persona estaban allí desde el momento inaugural: la adulación y la duplicidad; el culto al poder y la falta de escrúpulos; el trueque vacío de antiguos amigos por nuevos no amigos. Y los efectos característicos también estaban presentes: los cadáveres sin contar y prescindibles; las mentiras oficiales y oficiosas sobre el coste; la intensa y pomposa pseudoindignación cuando se formulaban preguntas indeseadas. La carrera general de Kissinger comenzó tal como se proponía seguir. Corrompió la república y la democracia norteamericana y se cobró una cuota espantosa de víctimas en sociedades más vulnerables".
Un Kissinger al que se le podrían aplicar perfectamente los criterios de Nuremberg para los nazis, o más apropiadamente, los de Tokio, no lo dice solamente Hitchens. En 1971 el general Telford Taylor (fiscal principal en los procesos de Nuremberg): "habría una posibilidad muy grande de que conocieran el mismo final que Yamashita". Aunque resulte improbable, a ello responden en parte los discursos y escritos de Kissinger, donde, por un lado, habla de la necesidad de impresionar a los enemigos de Norteamérica pero, por el otro, no duda en humillar a su país explicando que ciertos hechos no los conocía o que no podía actuar de otra manera si no quería ofender a China: "Esto equivale a afirmar que Estados Unidos es pan comido para cualquier ambiciosa o irredenta república bananera".
Como en la cita del principio de esta reseña (que se encuentra al final de Juicio a Kissinger) la información de Hitchens apenas añade nada no conocido, sobre todo para los españoles en relación con Chile (también es un protagonista destacado, y no malparado, en El amigo americano de Charles T. Powell: reseña de este libro). Probablemente al lector de hoy le basta con otra cita, la que abre el libro, de Joseph Heller, autor de Trampa 22: "En la opinión conservadora de Gold, Kissinger no será recordado por la Historia como un Bismarck, un Metternich o un Castlereagh, sino como un odioso schlump que hizo la guerra de buena gana".
Tras la muerte de Hitchens en diciembre de 2011:
- Las obsesiones de un polemista, de Toni García.
- Sus memorias, el último de sus escritos publicado en castellano (también de Toni García).
PD. Para conocer el pensamiento de Hitchens, recomiendo Amor, pobreza y guerra (artículos y ensayos literarios) antes que Dios no existe (los dos, en bolsillo).
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