lunes, 9 de julio de 2012

Años de vértigo (1900-1914) de Philipp Blom: el fermento creativo del siglo XX

"En la Exposición Universal de 1900 Adams afirmó que la cultura del principio tradicional de fertilidad femenina, la Virgen, había muerto, y que lo había reemplazado la fuerza de la Dínamo y su poder generador.  Al elegir esos dos emblemas, también identificó los dos motivos centrales de los cambios que se registraron en la década de 1900: las máquinas y la mujer, la velocidad y el sexo".
Philipp Blom (Hamburgo, 1970) advierte en las primeras páginas de Años de vértigo. Cultura y cambio en Occidente, 1900-1914 sobre el error de considerar esta época idílica, la Belle Epoque, pero también de verla exclusivamente como un prólogo de la Gran Guerra.
Por sus páginas pasan Guillermo, Leopoldo y Nicolás (todos II), el entierro de la Reina Victoria, Morel y Casademont, Freud, Curie, Einstein, los primeros centros comerciales y las cámaras de fotos y los rayos X, los herederos de Nietzsche, Galton, la eugenesia, Madame Blavatsky, Eulenburg, las sufragistas como Leonora Cohen, Lillian Lenton, Madeleine Pelletier, el crimen de la señora Caillaux ("ese fue el crimen perfecto de la época") y el de Wagner...
Las vanguardias artísticas, la sociedad mecanizada, la carrera naval, el colonialismo, el nuevo papel de la mujer, el militarismo, la raza...
Philipp Blom desde todos estos campos regresa al mismo asunto: el sexo. Franceses que ven como el índice de natalidad cae y se preguntan si se debe a una degeneración de la raza (sea lo que sea que signifique la raza), hombres y mujeres que saben que con las nuevas máquinas se acaba el dominio de la fuerza del hombre ("hasta el trabajo de un hombre lo hacen ahora las máquinas. El que trabaja con una máquina es el mero ejecutor de un movimiento de la mano que en la mayoría de los casos también podría hacerlo una mujer o un niño [...] Pero aun cuando la vida moderna limita con cada día que pasa la eficacia de la masculinidad primitiva [...] en nuestras costumbres y nuestras normas la valoración bárbara sigue existiendo. El militar sigue siendo el primer orden social", Rosa Mayreder. Y efectivamente los duelos no disminuyen... ¡hasta Proust!), los fármacos que "curan" la impotencia, la búsqueda de los paraísos perdidos, ya sea en las máscaras africanas de Picasso o en la recuperación de la música popular de Béla Bártok, los cuadros de Egon Schiele, Chirico o André Derain... pero también están los que miran el futuro, aunque angustiados, a la vez esperanzados: Apollinaire, los futuristas y los dadaístas, Henry Adams, Einstein, el joven Lartigue...
Para Philipp Blom: "Nuestro mundo y nuestros horizontes intelectuales y emocionales los modelaron esos seres en transición. El miedo y la euforia dieron lugar a una extraordinaria tensión creativa, al origen de casi todas las ideas y fenómenos sociales que luego dominarían el siglo XX: sociedad de consumo, medios de comunicación de masas y democratización, feminismo y psicoanálisis. En muchos sentidos, el siglo XX se limitó a representar los sueños y las pesadillas que surgieron en el fermento creativo de 1900-1914".

Philipp Blom también ha publicado el excelente Enciclopedia. El triunfo de la razón en tiempos irracionales y Gente peligrosa (una vuelta a la otra Ilustración).
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