miércoles, 6 de marzo de 2013

El Sistema

Disfrazarse del enemigo, infiltrarse en el Sistema, sabotearlo mientras se finge jugar su juego... Así pensaba el banquero anarquista de Pessoa y casi cualquier contracultural a lo largo de la Historia. Desde la revista Adbusters, Biblia de la contracultura, que comercializó unas zapatillas para competir con Nike hasta Kurt Cobain en la portada de la Rolling Stone con su camiseta criticando las revistas musicales comerciales. Estas acciones contraculturales (una explicación de la contracultura desde el propio movimiento contracultural la ofrece Ken Goffman: aquí reseña de su libro) han tenido el efecto paradójio de apuntalar el Sistema que pretendían destruir, engrosando sus filas. Que la contracultura vende no es un fenómeno nuevo; es más: el consumismo moderno, el nacimiento de la publicidad tiene que ver precisamente con la contracultura, como explica Thomas Frank en La conquista de lo cool (aquí reseña mía).

¿Qué es el Sistema? En la concepción contracultural, la cueva de Platón; la sociedad del espectáculo de Debord. Si el mundo es ilusorio, para qué la política, la coalición, la reforma... olvidando que la mayoría de logros del siglo XX se obtuvieron reformando el sistema (ahora sin mayúscula).
La contracultura, y su corolario, la antiglobalización (no a un mundo “Mc Guevara o Che Donalds”), han tenido un efecto perverso en la izquierda: el activismo político se rechazó en aras de la búsqueda del placer individual.
El “anarquismo de salón” nunca logró avances sociales.

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