El 11 de diciembre el I Congreso Local Festero caravaqueño presentará sus conclusiones sobre cómo deben ser las Fiestas de Mayo en el siglo XXI tanto en su organización como en sus estructuras y en la transparencia y control del dinero (que no vuelva a suceder lo del Bando Caballista ni se alimente la rumorología sobre otros bandos).
Porque, en última instancia, debe ser el Ayuntamiento el responsable de las Fiestas de Mayo como ocurre en los municipios cercanos. En Cehegín, Calasparra o Bullas las cofradías o hermandades se encargan exclusivamente del culto y enaltecimiento de sus respectivos patrones (llanamente: misas y procesiones). Un grupo de amigos le presentan su proyecto al Ayuntamiento de Moratalla para organizar la Fiesta de la Vaca (que no es patronal). Tal vez deslindar responsabilidades en la organización de las Fiestas de Mayo entre Cofradía y Ayuntamiento hubiera evitado tanto ruido y enfrentamientos pueriles (y sobreexagerados) cuando lo único que se pretendía era aparecer en la foto (sacar panza).
Una Comisión de Festejos subordinada a Cofradía o al Ayuntamiento. No hay más.
A las Fiestas de Mayo les sobran opinadores y a los políticos valentía. Los dos principales partidos, PP y PSOE, hasta ahora no se han mojado. Conocer qué piensan de este asunto es importante. Y esto no significa en chácharas de bar, sino en el programa electoral. Aunque a lo mejor los caravaqueños prefieren perpetuar el modelo actual como una manera de diferenciarse de su entorno. Para mí, lo conveniente es la separación: Cofradía, culto; Ayuntamiento, organización de festejos.
Así, además, ni Dios ni el César podrán culparse mutuamente si las Fiestas de Mayo o los Jubilares salen de aquella manera…
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