Qué genero más difícil para el periodista –una vida, unas líneas- y a la vez más interesante para el lector que la necrológica. Una manera de alejarse de un día a día marcado por la corrupción y el desempleo.
En una semana ha fallecido la política que definió las políticas conservadoras y de la izquierda servil (su elogio al Nuevo Laborismo como su mayor logro político: “hemos obligado a nuestros adversarios a cambiar de opinión" -cita sacada de Chavs de Owen Jones); el intelectual discreto que encandiló a los indignados (tras un breve romance con Hessel, también fallecido anteayer); el cineasta que nos descubrió los evidentes encantos de Silvia Superstar y el director que con su personaje de Bardem y los rolex de oro retrató esa España de apariencia y farla que adelantaba la quiebra moral actual; la española que conquistó Hollywood (es una exageración) y a la que los aficionados al cine le damos las gracias porque rechazó interpretar a Doña Jimena (no quería aparecer segunda en los títulos de crédito después de Charlton Heston), un ciclista que rompió estereotipos (el español, bajito, moreno, feo, bueno cuando la carretera se empina) y la sensación del circo -cuando éste no lo conformaba la clase política y nosotros que los votamos- la artillera del hombre bala: Marina Tomás de Raluy.
Thatcher, Sampedro, Jess Franco, Bigas Luna, Sarita, Poblet… hasta una sardina que enterraron los murcianicos.
En una semana ha fallecido la política que definió las políticas conservadoras y de la izquierda servil (su elogio al Nuevo Laborismo como su mayor logro político: “hemos obligado a nuestros adversarios a cambiar de opinión" -cita sacada de Chavs de Owen Jones); el intelectual discreto que encandiló a los indignados (tras un breve romance con Hessel, también fallecido anteayer); el cineasta que nos descubrió los evidentes encantos de Silvia Superstar y el director que con su personaje de Bardem y los rolex de oro retrató esa España de apariencia y farla que adelantaba la quiebra moral actual; la española que conquistó Hollywood (es una exageración) y a la que los aficionados al cine le damos las gracias porque rechazó interpretar a Doña Jimena (no quería aparecer segunda en los títulos de crédito después de Charlton Heston), un ciclista que rompió estereotipos (el español, bajito, moreno, feo, bueno cuando la carretera se empina) y la sensación del circo -cuando éste no lo conformaba la clase política y nosotros que los votamos- la artillera del hombre bala: Marina Tomás de Raluy.
Thatcher, Sampedro, Jess Franco, Bigas Luna, Sarita, Poblet… hasta una sardina que enterraron los murcianicos.
Y una primavera española que un año después de un marzo esplendoroso podemos dar por oficialmente muerta y enterrada. Aún falta su necrológica... y su oración fúnebre. Tengamos, sin embargo, esperanza como el poeta: "podrán cortar todas las flores pero no detener la primavera".
José Luis Sampedro
Silvia Superstar, The Killer Barbies, de Jess Franco
Funeral de Estado para Margaret Thatcher
Sara Montiel
José Luis Sampedro
Silvia Superstar, The Killer Barbies, de Jess Franco
Funeral de Estado para Margaret Thatcher
Sara Montiel
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