Conviene, dada la habitual tolerancia de la sociedad española con las borracheras, no bromear con el alcohol. Pero, viendo en los diarios cómo unos valientes borrachitos (lo de borrachitos, Erdogan; lo de valientes yo) se enfrentan al rostro animal del integrismo religioso en Turquía, hay que levantar una lanza en su defensa.
Más ahora que se acerca el veranico y que apetece un kalimotxo de esos a los que la columnista de The New York Times, Rosie Schaap, ha caído rendida: “es la bebida ideal de la tarde cuando sabes que todavía tienes un largo día y noche por delante”. Un placer culpable (guilty pleasure) el calimocho para la periodista que, si a la mañana siguiente se despertara con un persistente dolor de cabeza, puede combatirlo con unos churros con chocolate, la mejor receta contra la resaca, según el libro de viajes Lonely Planet.
Aunque la mayoría de nosotros, me temo, este año viajes, ninguno.
Cine y literatura. Así que, en casa, con un Gimlet en la mano, podemos creernos Marlowe en Los Ángeles de El largo adiós; con un Negroni imaginar a Audrey Hepburn agarrada a nuestra cintura en la Vespa de Vacaciones en Roma; con un Gin Fizz y alma de tahúr viajar a Las Vegas de Sinatra y compañía…
Con moderación, para no acabar como Ray Milland y las arañas en Días sin huella de Billy Wilder o como ese matrimonio (Jack Lemmon-Lee Remick) que se desmorona en Días de vino y rosa.
Coca cola, vino barato y churros con chocolate…mi propuesta para este verano.
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