Stoker. La familia Stoker. E inmediatamente te imaginas que el director coreano nos trae una de vampiros. O de sus cazadores, como un homenaje a Bram Stoker.
Y el tío Charlie. ¿No será otro homenaje, éste al Hitchcock de La sombra de una duda?
Pequeñas golosinas para una película que va por otros derroteros, aunque mucho de Charlie hay en Goode. Y al comienzo sobre todo recuerde a Otra vuelta de tuerca o Los otros. No por nada eligió a Nicole Kidman tras verla en la película de Amenábar. Pero la protagonista del triángulo (erótico: esa secuencia donde el tío besa a la cuñada mientras mira a la sobrina y se escucha Summer Wine o la del piano a cuatro manos) es esa Mia Wasikowska y su rostro atemporal (madre e hija cepillándose el pelo como en una novela gótica o en una Mujercitas para adultos) que ya fue Jane Eyre y Alicia en el País de las Maravillas.
Park Chan-wook (su primera película en Hollywood) desarrolla un thriller con una trama mínima, nos hace tomar el punto de vista de Mia, y apabulla al espectador con el montaje (hacia atrás, hacia delante, en paralelo...), la textura de la imagen, la banda sonora, obra de Clint Mansell. Ese final redondo... Ejercicio de estilo, vale, pero tan elegante como Mia en su palidez; tan turbio como esos insectos que continuamente buscan su sexo.
Emily Wells: Become the color
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