jueves, 24 de marzo de 2011

De serbios y luchas


Crazy Feminazy de Ana Elena Pena
«Es imposible admirar al genio si sobre él se cierne una sombra de inhumanidad», escribió un filósofo español en El País. Hasta podríamos especular qué partido político dará el tan «necesario» paso de nombrar un Defensor del Buen Gusto o de lo Políticamente Correcto.

Aunque a la postre la era del prohibicionismo resultará positiva. Proscriben las drogas y rebuscamos hasta conseguirlas; censurar la literatura resultará la mejor manera de fomentarla. Es el caso Celine, del que escribe Aurelio Arteta, o de A Serbian Film, de la que se han disparado las descargas en la mula a raíz de las denuncias.
El caso paradigmático lo tenemos en Mein Kampf de Hitler, un bestseller casi desde 1923 pero cuya influencia no decrece: lo subterráneo aporta un valor añadido. Pero como finaliza Antoine Vitkine en su repaso a la historia de Mi lucha (asombroso el éxito en la Turquía contemporánea): «Mein Kampf está entre nosotros, y estará entre nosotros todavía por mucho tiempo. Más vale, tanto en Occidente como en otros lugares, extraer de él lecciones útiles».
Céline
La cultura de la queja sometió a juicio a Oriana Fallaci y Houellebecq y ahora se ha ensañado con Martin Amis y La viuda embarazada: «Así que el resultado final de vuestra revolución sexual bien podría ser la sharia y el velo». Para ellos, mejor, venden más… hasta que los enmudezca el Defensor del Buen Gusto. Entonces necesitaremos del dealer que nos pase alimento para las células grises.
Entrevista esta semana en el Noroeste Alex Hernández a la artista de Calasparra Ana Elena Pena: qué ocurrirá si la secta se tropieza con su Crazy Feminazi o con el ensayo de Virginie Despentes Teoría King Kong.
No quiero pensarlo, pero aprovechemos ahora, que dentro de poco les tatuarán la marca infame… en la frente además para que no se acerquen a la gente bien y sus hijos.
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1 comentarios:

conguita dijo...

El "Mein Kampf" es el tipico caso de libro insostenible y tedioso, pero que se beneficia de la magia que otorga la prohibicion de los libros. Totalmente de acuerto contigo.
La lectura de este libro deberia ser obligatoria, (como lo fue para mi) para no olvidar JAMAS que no se debe de subestimar ningún proyecto totalitario y antidemocrático, para fortalecer las instituciones democráticas de manera que ningún grupo político,iluminado o mesias pueda beneficiarse de sus fallas como hizo el nazismo, y aprovechar el texto para discutir el antisemitismo en el ámbito europeo (no sólo alemán) y volver sobre él para "no olvidarlo nunca".

"Quien olvida su historia está condenado a repetirla".