Cada vez resulta más difícil saber cómo llamar a las personas, a las cosas, a los hechos para no herir sensibilidades. El País publica este fin de semana sobre el asalto de cuatro estudiantes a una capilla universitaria en Madrid.
El "asalto" para empezar podría llamarse de muchas maneras. Lo cierto es que no le hice mucho caso en toda la semana a las cuitas de católicos y no católicos en la Universidad. La columna de Losantos por la foto: a ver si el Mundo nos deleitaba con jóvenes escasos de ropa. Pero la fotografía en El Mundo es infame: había una chica, de espaldas, en sujetador, pero cómo saber con esa calidad... En la de El País se ven tres personas, aunque ya no en el sacrilegio sino en un apoyo de sus compañeros y ellos de espaldas a la foto mientras leen el comunicado. Se ven tres, parece una chica y un chico. Sin embargo, en la información Pilar Álvarez escribe: "dos chicos y dos chicas, según la policía, y tres chicos y una chica, según sus allegados". Como se defina una persona me da igual: la Policía daría datos según el DNI, los allegado según se sienta esa persona. La periodista ha preferido no meterse en camisa de once varas. Y sin embargo parece que ya somos incapaces de decidir: ponemos al mismo nivel unas declaraciones y otras. Como he dicho soy relativista en este aspecto (que me perdonen Aznar, Ratzinger y Paul Johnson), mientras un "pederasta" no se diga asimismo "amante de los niños" y mientras quien diga I wanna be your dog no me pegue las pulgas...
Aparte de la anécdota y de la tristeza que te da pensar que no siempre hay verdades absolutas, pensaba en otras palabras que sí pueden dar lugar a polémica y que no sabes qué utilizar sin ofender o darle a esa palabra un significado más allá del que tiene. Por ejemplo, en algunos lugares lees Hispanoamérica y en otros América Latina; una linguista mexicana prefería este último término porque entroncaba a los nativos de América con los senadores romanos y se olvidaban de los años de oscurantismo y opresión española que no llevaron nada bueno al Continente. A lo mejor este término de "latino" es el más apropiado si incluimos Portugal, más integrador. Hispanoamérica habla de los componentes americanos y españo, pero ¿no se olvida el africano? dada la cantidad de descendientes de esclavos africanos.
En otro orden, y en la misma problemática, cuando el centenario de 1992, un historiador acuñó el término "encuentro", muy criticado por los indigenistas, aunque pasados los siglos tal vez resulte el más acertado. Pero si se hablara de "descubrimiento" o "conquista" también sería cierto. Alguno añadiría "genocidio" pero aunque murieron a millones los indios a los españoles les interesaba que no lo hicieran porque, a diferencia de la colonización anglo posterior, no había suficientes españoles.
A veces nos definimos como la persona que no sale en la fotografía de El País; otras nos definen a esa persona las leyes... y volviendo a la Historia, el termino "español" o "hispano" (no recuerdo, mi hermano tiene encendido el ordenador, el emule me vuela y no puedo abrir dos ventanas) nos lo pusieron los galos en los mercados del sur de Francia. Imagino como el chiste que aparecerían un mercader murciano, otro madrileño, otro catalán, agigantando a voces sus mínimas diferencias y algún gabacho diría: "qué necios, son todos iguales, vamos a llamarlos españoles...". Y así quedó.
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