"La inocencia del feto está fuera de dudas. Pero es irrelevante : también las lechugas son inocentes. Los fetos no pecan porque no pueden pecar".
A los "pro vida" en el fondo les da miedo la vida con todas sus imperfecciones. Prefieren lo que todavía no vive (o no vivirá). Les resulta más fácil hablar o escribir del esperma derramado (desperdiciado) que de las miles de necesidades de los que sí viven. Entre ellos, las mujeres que tanto protejen y que, o cambia el sistema o les resulta muy difícil conseguir las mismas titulaciones y trabajos que al hombre si, además, paren. "Pro vida" a los que no les inmutan los muertos de Iraq o Libia (si fueran "pro muerte" como yo...), que van a las clínicas abortistas con sus muñecas y muñecos a asustar a las embarazadas (de vez en cuando alguna bomba va o viene) mientras se escandalizan porque unas estudiantes se desnudan (algo parecido, tampoco dio para mucho la cosa) en las capillas de las universidades.
Más felices los tiempos de los romanos donde los viejos se suicidaban y tenía más importancia la vida de una persona ya formada (el dinero invertido en ella) que un niño.
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