jueves, 2 de febrero de 2012

"El corazón de la Cruz tiene Acronías, que obedecen a los intereses de la novela, no a los del realismo evidencial", Santiago Delgado

Santiago Delgado firma en el libro de Cofradía
El escritor murciano Santiago Delgado Martínez ha sido el ganador del premio de novela Caravaca, Ciudad Santa, dotado con 7.000 euros, por su obra El corazón de la cruz. El certamen ha gozado de una excelente acogida en su primera edición, ya que se han presentado 64 originales procedentes no solo de España, sino, también, de Ecuador, México, Argentina, Venezuela y Estados Unidos, entre otros países. La obra ganadora está ambientada en la Edad Media y relata la historia de un peregrino alemán que acude a Jerusalén en cumplimiento de una promesa y allí recibirá el encargo de llevar la santa cadena que completa la reliquia de la Vera Cruz a Caravaca.  El jurado encargado de fallar el premio ha estado presidido por el profesor de la Universidad de Murcia Francisco Florit, y del mismo han formado también parte los también profesores de esta institución Francisco Javier Díez de Revenga y Fernando Castillo, junto con el cronista oficial de Caravaca de la Cruz, José Antonio Melgares. El premio, financiado por Caja Mediterráneo y organizado por la Universidad de Murcia y la Comunidad Autónoma, fue convocado hace unos meses y en sus bases explicaban que la novela tenía que hacer referencia tanto al camino de la Vera Cruz como al propio municipio. La obra será publicada por Ediciones Tres Fronteras.

—¿Cuándo escuchó usted hablar por primera vez de la leyenda de la Cruz de Caravaca?
—Uf, ni me acuerdo. Es parte de mi condición de murciano. Sí recuerdo haber visto por primera vez la Cruz en las cajas de yemas de Caravaca que mi padre traía cuando volvía de allí, del Noroeste, de visitar como inspector de Enseñanza Primaria la zona. No descarto que él mismo me explicara el significado. ¿Siete, ocho años?
—¿En qué momento decidió escribir una novela con la Cruz de Caravaca como uno de los protagonistas?
—Por concomitancias personales, recuerdo muy bien que fue en 2005. El personaje parte de Tréveris, camino de Jerusalén. Luego, Caravaca y Compostela lo llaman.
Intermitentemente iba escribiendo la novela, según impulsos…
—Su protagonista, alemán, viaja a Jerusalén. En las bases del concurso, además, se exigía que se hiciera referencia al Camino de la Vera Cruz y a la ciudad de Caravaca. ¿Cómo se ha documentado para sumergir al lector en la Edad Media?
—Bueno, soy un viejo amante de la Edad Media, en 1981, creo, me llevé el Premio Saavedra Fajardo de creación literaria, con la novela Pulvum Eris…, ya ambientada en las Cruzadas. Mi amor por esa época viene de leer en la carrera de Filología Románica el libro El otoño de la Edad Media, de Johan Huizinga
—¿Visitó usted las mismas ciudades que el protagonista?
—Algunas sí: Jerusalén, Haifa, Venecia, Roma, París, Tarbes, Albarracín, Yecla, Caravaca… Santo Toribio de Liébana, Lugo y Compostela, claro. En cambio, nunca he estado en Tréveris, Lyon, Marsella, Malta, Famagusta, Antioquía, Padua, Prato, Tours…
—¿Tiene una importancia fundamental la Cruz en su novela o sirve a modo de Macguffin para hablar de otros temas?
—Bueno, se la pretendí dar. Imagino que el fragmento de Cruz que es el Lignum Crucis de Caravaca fue originalmente parte integrante del cruce del travesaño con el madero vertical de la Cruz. De ahí el título, El Corazón de la Cruz. Y, el Caballero, inicia su viaje de vuelta de las Cruzadas porque tiene que reintegrar el collar del que pendía la Cruz, a la Cruz misma del Patriarca Latino de Jerusalén de donde lo tomaron los Ángeles para transportarlo a la Caravaca de los Templarios.
—No es la primera vez que escribe usted una novela histórica, ¿qué tiene el género que gusta tanto a los lectores y, sin embargo, recibe por lo general malas críticas?
—Bueno, estamos en una época en que la realidad nos es servida por los guiones de televisión y por los medios. Tiene más sentido hablar de lo que pasó y se conoce poco y tergiversado que de lo que vemos cada día. Por eso a mí me interesa el Realismo Mágico, la Poesía de la Historia, más que la Historia documentada y realista, que es el terreno de los historiadores, algo distinto.
—¿Cómo espera que se reciba la novela en Caravaca? ¿Le preocupa la búsqueda por parte de lectores y/o historiadores de anacronismos?
—En tanto que es Realismo Mágico, no tiene sentido buscarle anacronismos. Tiene Acronías, que obedecen a los intereses de la novela, no a los del realismo evidencial. Como todo en la vida, tendrá todo tipo de respuestas. Buenas y malas. Respeto a las dos. Incluso a los indiferentes. Por otra parte, los enemigos furibundos son los mejores propagandistas de cualquier obra de arte: tiene una energía imparable de hablar del tema, que lo difunde. Bienvenidos, pues.
—¿Teme que su novela pueda ofender a algún creyente?
—No, desde luego. El respeto por las tres religiones es, creo, exquisito. Hay reverencia, sobre todo, a la tradición. En el Jurado ha estado José Antonio Melgares, de cuya caravaqueidad nadie puede dudar.
—¿Se imagina El corazón de la Cruz llevado a la gran pantalla? ¿Le ha puesto a su protagonista rostro de actor?
—Curiosamente, es algo que me gusta hacer. En una novela corta mía, que quedó accésit en la población cántabra de Colindres, acabo la narración con una lista de identificación de actores y personajes de la novela. El protagonista era Peter Ustinov. En este caso, no pensé en ello. Quizás me hubiera ayudado algo en su desarrollo. Si se hace cine, me gustará un montón. Pero esta novela ya ha agotado su cuota de éxito, seguro.
—¿Qué ha significado para usted recibir este premio?
—Pues una alegría… esperada, porque cuando vi la convocatoria pensé si los convocantes sabían que yo tenía la novela que pedían. Y quedaba muy poco tiempo para que alguien improvisase algo igual, con perdón de la vanidad. Así que fue como una comprobación. Una suerte. De vez en cuando, caen cosas así, ¿no? De todas maneras, además de tener algo idóneo, hay que coincidir con el gusto de los integrantes del Jurado, que es una lotería.
—Usted ha escrito cuentos, poesía, novelas, ensayos… ¿con cuál de estos géneros se siente más cómodo? ¿En qué está trabajando ahora?
—Desde luego, soy narrador. Desde que cayó en mis manos la obra de Alejo Carpentier El Camino de Santiago, título revelador. Trabajo en un encargo: Las Iglesias de Murcia, ensayo al que meto la mayor cantidad posible de narración. Además, sigo con mi blog cultural, al que hace poco he añadido por capítulos una novela corta: Apócrifos de San Ginés de la Jara. Os pongo la url de mi blog: http://oficiodescribir.blogspot.com/. Para terminar, es mi deseo agradecer a la Obra Social de la CAM el patrocinio de este Premio, una ayuda más a la Cultura, de esta entidad. Gracias.

Santiago Delgado (Murcia, 1949). Publicaciones: El Delta y otros relatos, Pulvum Eris…, La Isla de las Ratas, Tristedad, La escritura del Diablo, Tarot murciano, Cartas a un joven poeta, Crónica de León de Cartagena, El Rey Mago perdido, Crónica de Todmir, Siete cuentos históricos, Unos cuantos cuentos, Paisajes y semblanzas, De San Isidoro a Vicente Medina, Julián Andújar, pasión y expresión de un poeta, La obra literaria de Pedro Cobos, Historia de la Literatura en la Región de Murcia…
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