«La izquierda, en dos palabras, era libertades más igualdad».
Lo propio de la izquierda…, no lo que sucede en España, donde hace hincapié en la diversidad, cuando históricamente diversidad y desigualdad han ido unidas. Olor a Antiguo Régimen.
No cohesionan una sociedad políticas que fomenten la diversidad, al contrario, se crean guetos religiosos, culturales y políticos. Una sociedad unida se fomenta cuando las rentas altas y bajas tienden a igualarse.
¿Por qué ha sucedido esto en España?
En la izquierda que ha gobernado se ha aceptado el discurso multicultural por pereza intelectual y comodidad: para mandar necesita del voto de los independentistas, aunque en Barcelona, por ejemplo, en las elecciones de 1979, estos últimos no fueron ni la tercera fuerza. Decidieron no plantar batalla.
Hablamos de Cataluña porque allí se ve bien el error de la izquierda: lo que los nacionalistas quieren para España no lo quieren para el territorio donde gobiernan: una España plural y en proceso de desaparición y una Cataluña donde se apuesta por la inmersión lingüística por los mismos motivos que rechazan en España: creen que el idioma cohesiona la sociedad.
La izquierda que todavía no ha gobernado se ha sentido fascinada por casi cualquier «ismo» desde el castrismo, pasando por el Régimen de los Ayatolás, hasta el indigenismo a lo Evo Morales. Y sin embargo es Marx (no Lenin ni Stalin) el que vuelve a estar de actualidad.
La cita que abre el artículo es de un artículo ya amarillo del economista Félix Ovejero cuando hablaba del patriotismo constitucional que abanderaba José María Aznar y del reto que le suponía a la izquierda. Pero con la defenestración de Educación para la Ciudadanía a cargo del «liberal» José Ignacio Wert y de las primeras leyes del «progresista» Ruiz Gallardón no debería resultarle a la izquierda tan difícil su particular «Reconquista de Graná» siempre y cuando no se apunten a cualquier moda y defiendan lo que siempre le ha sido propio.
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